Según el gurú económico, esa opción es «la mejor», pues «la alternativa sería una deflación que sólo empeoraría el abrumador peso de nuestra deuda», señaló Soros, convencido de que la economía crecerá «a trompicones», alternando avances y paradas.
«Aunque lo peor de la recesión ya ha pasado, tantos años de excesos requieren un tiempo para recuperarse», afirmó el inversor sin atreverse a señalar cuánto se dilatará ese proceso, ya que, añadió con humor, «mi teoría es que el futuro es impredecible».
Para Soros, la situación económica actual es «un vaso que se puede ver medio lleno y medio vacío, por lo que no es el momento de tener una firme convicción de nada» a la hora de invertir.
El gran error que se cometió con la burbuja financiera fue, a su juicio, creer que los mercados podrían arreglar solos la situación.
«Las burbujas no se pueden prevenir, pero sí se puede controlar su crecimiento», según Soros, para lo que abogó por un papel más activo de los reguladores, tratando siempre de que éstos mantengan su independencia de las fuerzas políticas.
El conocido inversor recordó que «en los viejos tiempos, el banco central enviaba cartas a las entidades diciendo que no se invirtiera más en el mercado inmobiliario porque estaba muy inflado o recomendaciones de ese estilo. Eso es lo que se necesita ahora».
«No se puede esperar de los partícipes que se resistan a una burbuja, lo previsible es que se incorporen a ella, así que se necesita una fuerza exterior -la regulación-, que contrarreste esa atracción», explicó.
China como ejemplo
En ese sentido, puso como ejemplo China y su «capitalismo de estado», que le ha permitido que su sistema financiero haya quedado «prácticamente intacto» por la crisis internacional.
«Veo a China como gran beneficiario del derrumbe del sistema financiero internacional», ya que «no temen a la nacionalización de los bancos, porque ya están nacionalizados», y «estimulan sus exportaciones financiándolas», al tiempo que «sospecho que están diversificando sus reservas en divisas extranjeras y apostando por materias primas».
Soros, quien dijo que él también invertiría en bienes tangibles más que en divisas, concluyó que «el poder e influencia de China va a aumentar mucho más rápido de lo que se creía».
El caso de India es, en su opinión, «muy diferente», ya que es una economía mucho más cerrada al exterior y, por tanto, no le afectan tanto el sistema financiero internacional. Su «único problema será encontrar suficiente capital para financiar sus infraestructuras».
Respecto a la labor que está realizando la Administración del presidente de EEUU, Barack Obama, el conocido inversor resumió que, en general, lo está haciendo «muy bien, aunque algo menos que perfecto», ya que falla precisamente en el proceso de recapitalización de los bancos, donde «el Tesoro debería ser el asegurador, no el que pusiera el dinero».
«Yo habría estado encantado de poner mi dinero en un nuevo banco, pero no en uno antiguo al que se le ha obligado a recibir un montón de dinero», explicó Soros, quien se decantó por el ex secretario del Tesoro y actual director del Consejo Económico Nacional de EEUU, Larry Summers, como un buen secretario del Tesoro.
El inversor apuntó que su firma «no está pensando» en participar en el Programa Público Privado de Inversiones (PPIP) impulsado por la Administración Obama para sanear los balances de los bancos mediante subastas y señaló que el hecho de que el 40% del beneficio empresarial estadounidense proceda del sector financiero es «un poco excesivo y poco eficiente».