Esta unión se plantea como una operación privada sin recurso a ningún tipo de apoyo financiero externo y su voluntad es «desarrollar, desde una entidad andaluza, el liderazgo del sistema financiero de esta comunidad autónoma, y consolidar una destacada presencia fuera de ella».
Este acuerdo de fusión se produce pasados algo más de tres meses de la fallida operación de absorción que iba a efectuar Unicaja, primera entidad financiera andaluza, de Caja Castilla-La Mancha antes de que ésta fuera intervenida por el Banco de España el pasado 29 de marzo.
La nueva unión se plantea sin recurso a apoyo financiero externo «desde el mutuo convencimiento de que es la fórmula más adecuada, ante retos presentes y futuros, para servir mejor a las necesidades económicas y sociales de sus territorios, a las demandas de sus clientes y empresas, y a los legítimos intereses de sus empleados».
La nueva entidad tendría un coeficiente de solvencia superior al 14%.
El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, aseguró la semana pasada no tener inconvenientes en que hubiera «fusiones interterritoriales» de cajas de ahorro de diversas comunidades autónomas, aunque dejó claro que si podía haber una operación de este tipo en su comunidad, «mejor que los novios sean andaluces» (hay cinco cajas de ahorro en esta comunidad).
Al ser preguntado por los contactos para fusiones de cajas con opciones como la de CajaSur, con sede en Córdoba, con Cajamurcia y su posición ante esta panorama de posibles uniones, Griñán manifestó que «conviene a Andalucía una caja, una entidad financiera del tamaño como pueden tener Madrid o Cataluña, ya que sería importante».