E.D: ¿Es un buen síntoma que, tal y como habéis contado, sean los iraníes los que os buscaran para daros información?
Y.A: Se daban los dos fenómenos: Nosotros íbamos preguntando a la gente y ellos también venían a nosotros. Por una parte es bueno porque la gente se está moviendo, pero por otro lado cuando te van buscando es porque no tienen libertad. Es preocupante que tengan que acudir a un extranjero.
E.D: ¿Qué os solían pedir los iraníes que contarais?
Y.A: Varias personas decían: «¿Dónde está nuestro voto?», no creían en el resultado y pedían libertad para poder contar lo que ellos creían que había pasado. Ellos pensaban que se había producido un fraude electoral, querían que se repitieran los comicios y poder manifestarse libremente.
E.D: Hace poco dijo en un encuentro digital en RTVE.es que «resulta difícil no compremeterse con un pueblo que tiene dificultades para expresar libremente su opinión, pero los periodistas sólo tenemos que contar lo que sucede en los lugares, no convertirnos en noticia ni tomar partido». ¿Cuesta mantener la objetividad?
Y.A: El periodista nunca puede perder la perspectiva de que está haciendo un trabajo social. Yo no me identifico con ningún candidato pero sí con la gente que está pidiendo libertad. Creo que es un derecho por lo que todo el mundo debería luchar pero no tomar partido por unos o por otros. Tendrás que ayudarles siempre que sea una reivindicación justa y cuesta no implicarse, hay que hacer un esfuerzo por tomar distancia.
E.D: En cuanto a las costumbres usted ha comentado que llevaba velo, ¿considera que desde España confundimos lo que es el respeto a ciertas costumbres de un país con la falta de respeto a los derechos de la persona?
Y.A: Las mujeres tienen menos derechos que los hombres pero no por el velo o la apariencia física. En un juicio, su testimonio vale la mitad que el de un hombre. De hecho, se presentaron candidatas a las elecciones pero el Consejo de Guardianes (órgano que se encarga de validar los resultados electorales) las anuló. Evidentemente, hay muchas mujeres que me decían que no querían llevar velo ni vestir así. Las mujeres tienen que poder llegar al poder para decidir lo que quieren hacer. Las tradiciones de cada país hay que respetarlas pero hay que preguntarles.
E.D: En algun momento, ¿temisteis por vuestra vida?
Y.A: No. Hubo momentos complicados. Algún grupo de manifestantes empezó a tirar piedras y nosotros pasábamos entre las piedras y en los últimos días, los Basiyíes, estaban con palos y uniformes, pero nunca nos amenazaban. Sólo que si estás allí, te pueden dar.
E.D: La figura del enviado especial ¿seguirá siendo necesario en un mundo cada vez más globalizado, en el que a la redacción de cualquier país te llegan noticias de todos los lugares?
Y.A: El enviado especial sigue siendo necesario. A Madrid sólo les llegaban imágenes de las agencias oficiales pero para poder contarlo en primera persona está el enviado especial. Por agencia puede ser una información sesgada.