sábado, noviembre 23, 2024
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Las bibliotecas públicas de Nueva York se quedan sin ‘Tintín en el Congo’

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La otra biblioteca pública de Nueva York, la del barrio de Queens, ni siquiera tiene en su catálogo el segundo número de la serie de Las aventuras de Tintín, en el que se narran las peripecias del intrépido reportero en el Congo junto a los nativos africanos y los animales de la selva.

La obra, que se publicó por primera vez en 1931 en blanco y negro, mientras que su edición en color salió a la luz en 1946, ha sido objeto de críticas al considerarse que Hergé plasmó en ella una visión colonialista y racista del mundo, y en Estados Unidos se ha llegado a decir que retrata a los africanos como si fueran simios.

Actitud «Racista y xenófoba»

La retirada de ese cómic de las estanterías de la Biblioteca de Brooklyn coincide temporalmente con el anuncio de que un ciudadano belga de origen congoleño tiene la intención de denunciar en Francia a la sociedad Moulisart, gestora de los derechos mundiales de la obra de Hergé.

Mbutu Mondondo Bienvenu ya interpuso una denuncia similar en Bélgica, por considerar «racista y xenófoba» la actitud del joven reportero en Tintín en el Congo (1931), y pidió su prohibición en agosto de 2007, un mes después de que la Comisión británica para la Igualdad Racial solicitó, que se impidiese la venta del álbum que, en su opinión, resalta «groseros estereotipos raciales».

La decisión de la Biblioteca de Brooklyn ha reavivado así la polémica en este país, donde algunos medios de comunicación aseguran que existe la intención de censurar la obra de Hergé, algo que los responsables de la entidad niegan. «Es muy importante que aclaremos que no hemos censurado el libro. Como miles de nuestros materiales que están fuera de impresión, Tintín en el Congo está disponible para quien quiera consultarlo con cita previa», aseguró la portavoz de la biblioteca Malika Granville.

Añadió que ese libro fue durante mucho tiempo el único ejemplar disponible a todo el público de los archivos de las bibliotecas municipales neoyorquinas, por lo que su traslado a un área restringida se debe a «una medida de protección» del ejemplar. «Como biblioteca, debemos asegurar la conservación y transmisión de los conocimientos, historia y cultura de nuestra sociedad», aseveró Granville, quien insistió en que la obra sigue «accesible para todos», aunque pueda ser «desagradable» para alguien.

Opiniones divididas

La Biblioteca de Brooklyn ha ubicado Tintín en el Congo en la Hunt Collection de literatura infantil, donde guarda unos 7.000 documentos, entre libros, periódicos y otros textos e ilustraciones publicados entre 1740 y mediados del siglo XX, y entre los que abundan primeras ediciones y otras rarezas.

Mientras hay usuarios que aplauden que el título ya no esté al alcance de los niños que acuden a la biblioteca, hay también asociaciones de defensa de las libertades civiles ven en la medida un ataque contra libertad de expresión y han pedido su restitución.

«La única respuesta a un discurso ofensivo es más discurso. Cuando se retira un libro de las estanterías de una biblioteca porque es ofensivo, se silencia el debate público y se ahoga la libertad», dijo la directora de la Unión por las Libertades Civiles de Nueva York, Donna Lieberman. La Fundación de Libreros por la Libertad de Expresión de EEUU asegura en un comunicado que la decisión de la Biblioteca de Brooklyn es «poco usual» y que «no se puede ser tan sensible a las peticiones del público, porque se pone en grandes aprietos a una biblioteca».

En una entrevista publicada en 1971, el propio Hergé reconocía que en alguno de sus primeros cómics, como Tintín en el Congo (1931), se dejó llevar por lo que la gente contaba en Bélgica en aquella época, que decían que «los negros son como niños grandes».

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