El comunicado apunta que el eje básico del modelo diseñado es mantener el fuerte arraigo de la cuatro entidades en sus territorios de origen y conservar la identidad propia de las respectivas obras sociales.
Está previsto que se creen unos consejos territoriales, con atribuciones para impulsar y hacer un seguimiento de la política de apoyo a las obras propias, llevar a cabo actuaciones de proximidad y colaboraciones con entidades de cada zona.
Los recursos de la obra social se distribuirán en proporción a los volúmenes de dotación que ha venido realizando cada caja durante los últimos años.
Los presidentes de las cajas de Girona, Manlleu, Sabadell y Terrassa, Manuel Serra, Joan Contijoch, Salvador Soley y Jaume Riera, respectivamente, han expresado su satisfacción por la marcha del proceso y han destacado la acogida favorable que ha tenido a nivel económico y social.
La nueva caja tendrá del orden de unas 750 oficinas, que significará una reducción en torno a unos 200 puntos de venta en relación a la red actual del conjunto de oficinas de las cuatro entidades.
La actual plantilla de las cuatro cajas es de uno 4.500 empleados y la plantilla final se reducirá en unas 500 personas, ajuste que se hará con prejubilaciones y reubicación del personal dentro de la nueva entidad.
La que será la tercera caja catalana y la octava de España estará presente en más de 250 localidades catalanas y operará en otras comunidades autónomas como Madrid, Comunidades Valenciana, Andalucía, Aragón y Baleares.
Después de que ayer el Consejo de Administración de Caixa Girona acordase incorporarse a la fusión de las cajas de Sabadell, Terrassa y Manlleu, la nueva caja tendrá unos activos totales de 35.000 millones de euros, depósitos administrados de 33.000 millones y una inversión crediticia global de unos 28.000 millones.