Mientras tanto, el presidente, que cada vez recibe un mayor número de críticas por la gestión de la crisis tanto desde filas de su propio partido como desde el interior del Consejo de Ministros, ha decidido combatir la crisis con comunicación. Para ello, tanto la vicepresidenta económica, Elena salgado, como el vicepresidente territorial, Manuel Chaves, comparecerán semanalmente para informar a los ciudadanos de las decisiones adoptadas por el ejecutivo, especialmente tras la polémica subida de impuestos.
Lo cierto es que desde el Gobierno parece cada vez más necesaria una comunicación que pueda contrarrestar los continuos datos que arrojan balances cada vez más negativos sobre la salida económica de la crisis.
De los publicados ayer, el más agorero fue el de UBS que, al igual que la UE, cree que la economía española se contraerá un 3,7% este año, pero alarga la recuperación hasta el 2011. Pero lo peor en las previsiones del banco suizo es que no recuperará crecimientos superiores al 2% -necesarios para que la economía española vuelva a crear empleo- hasta el año 2013, ya que la recuperación será «lenta, débil y frágil».
Según indicó el director de Estrategia de UBS en España, Roberto Ruiz, en una rueda de prensa, la economía crecerá sólo un 0,6% en 2011 y cerca del 1,5% en 2012, ya que la recesión se prolongará algunos trimestres más en España que en el resto de Europa porque los factores que mitigaron la crisis se volverán en su contra en 2010: el euribor y el precio del crudo.
Contracción del consumo
Este menor crecimiento conllevará lógicamente que la destrucción de empleo lleve a una tasa de paro que superará el 20% tanto en 2009 como en 2010 y seguirá por encima de esas tasas hasta el 2012, cuando la recuperación económica permita crear más empleo.
Esto arrastrará también un segmento del PIB, el del gasto de las familias, que seguirá contrayéndose, según el banco, hasta el primer trimestre del 2011.
Por sectores, UBS cree que la industria ha sobrepasado ya el punto de máxima contracción, por lo que la confianza, la producción y el empleo en el sector comenzarán a rebotar a lo largo de 2010, mientras que el sector servicios se estabilizará a comienzos del año que viene. De no ser así, la tasa de paro podría llegar a superar el 22%, con 5,4 millones de parados, y el PIB podría contraerse un 1% en 2010 y retrasar la salida de la recesión a la mitad del año 2011.
El sector inmobiliario, por su parte, tardará en estabilizarse, lo que hará que la construcción no pueda volver a ser el motor de crecimiento de la economía, de forma que la vivienda pasará de representar el 18% del PIB al 5%. UBS cree que la demanda de viviendas debería estabilizarse en unas 370.000 al año, lo que provoca que actualmente sobren unas 900.000 viviendas, que se quedarían en 600.000 en 2011.
El otro jarro de agua fría provino ayer del club de los países ricos. La OCDE asegura que el número de personas sin empleo será, a finales del 2010, un 60% superior al existente sólo tres años antes.
El informe de la organización refleja que al cierre del próximo ejercicio el 19,8 por ciento de la población activa no podrá trabajar, lo que supone un desempleo de casi 4,47 millones. Eso significa que el nivel de desempleo al terminar 2010 será justo el doble de la media, que se situará en el 9,9 por ciento,.
2010, «el más duro»
Con esta previsiones, y muchas otras sobre la mesa, no es de extrañar que el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, Juan Ramón Quintás, asegurase ayer que el que viene será el año «más duro de la crisis» y que ahora sólo estamos en el «centro de la tormenta».
El presidente de la CECA cree que algunos factores económicos influirán en que 2010 sea un año «verdaderamente incomodo». «Tenemos que seguir pensando que aunque transitemos en estos momentos con tranquilidad», en referencia a unos mejores datos de las cajas correspondientes al primer semestre del año, «hay que seguir con la misma tensión y preocupación que hasta ahora», concluyó el presidente de la CECA.
Malos datos y perspectivas que no hacen sino elevar las críticas existentes desde filas socialistas (incluso desde el propio Gobierno) por la gestión de la crisis económica y por la errónea labor de comunicación.
El abandono de Solbes en el Congreso de los Diputados, que al parece no contaba en exceso para Zapatero, ha sido un nuevo síntoma de esta situación. En cualquier caso, y sobre todo para mejorar la comunicación de las medidas del Gobierno, el presidente ha lanzado a sus dos vicepresidentes a complementar el trabajo que actualmente desempeña Maria Teresa Fernández de la Vega en su comparecencia de los viernes. Así, Salgado y Chaves también tendrán su comparecencia semanal, los martes y los jueves.