«Para el ejército afgano y el estadounidense no somos combatientes, pero para los insurgentes afganos y cada vez más para los ciudadanos, somos ocupantes, y eso deja en tierra de nadie la seguridad de las tropas», le dijo Llamazares en el pleno de control al Ejecutivo celebrado hoy en el Congreso.
Zapatero argumentó que también Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal y Polonia han reforzado sus contingentes, pero el diputado de IU avisó a Zapatero de que enviar más tropas a este país es «empecinarse en el error» y «aceptar una lógica» que el Gobierno siempre rechazó, «la de la ocupación y de la guerra contra el terrorismo».
Llamazares recalcó que esa «lógica» no ha llevado a Afganistán la democracia, sino «la extensión de la guerra» y la «iraquización» del país. No obstante, el jefe del Ejecutivo le replicó en que la misión española tiene como objetivo «evitar un régimen talibán que ha sido promotor del terrorismo islamista en todo el mundo», de modo que «nada tiene que ver con lo que sería una ocupación ilegal».
Además, dejó claro que la misión española en Afganistán durará hasta que las tropas afganas puedan hacerse cargo de la seguridad de su país. «Hemos mantenido siempre posiciones distintas en Afganistán, la nuestra ha sido coherente y lo será hasta que las condiciones en ese país, conforme a la comunidad internacional, la ONU y la misión, establezcan que la seguridad de Afganistán puede producirse y llevarse a cabo por propias tropas afganas», manifestó el jefe del Ejecutivo, recordando que todos los países presentes allí serán quienes impulsen esa estrategia.
Llamazares le subrayó que los españoles son cada vez más contrarios a la misión y le pidió una vez más que inicie la retirada de las tropas porque eso sería «la solución al problema» y que opte por retomar la «lucha civil y policial y no militar» contra el terrorismo, además de insistir en la cooperación internacional.
Zapatero, por último, relató las tareas de reconstrucción realizadas por las tropas españolas, como la construcción de 150 kilómetros de carreteras, una terminal de aeropuerto y 30.000 plazas escolares, así como la prestación de asistencia sanitaria de 50.000 personas y el haber llevado agua potable a «pueblos enteros».