«La comunicación clara sobre el desmantelamiento (de las medidas) -no limitada a cuándo comenzará, sino referida también a cómo está pensado el proceso en su totalidad-, es importante para conservar la estabilidad del mercado y manejar las expectativas», agrega el informe.
El FMI trasmitirá ese mensaje a los jefes de Estado y de Gobierno del G20, que se reunirán el 24 y el 25 de septiembre en Pittsburgh (EEUU), una cumbre para la que el organismo ha preparado gran parte del análisis técnico.
En una reunión preparatoria, los ministros de Finanzas del Grupo anunciaron que mantendrán las medidas fiscales y monetarias expansivas «hasta que se afiance la recuperación».
En su informe, el FMI evaluó positivamente en general las medidas adoptadas por los gobiernos, pues gracias a ellas los precios de algunos de los instrumentos financieros problemáticos han comenzado a estabilizarse y la emisión de deuda está repuntando.
El organismo estimó que las inyecciones de liquidez en los mercados fueron especialmente útiles al principio de la crisis, mientras que cuando se constató que el problema de algunos bancos era en realidad de solvencia, las acciones para recapitalizarlos y la compra de activos lograron «aliviar el riesgo crediticio».
El FMI recomendó cooperación para retirar los billones de dólares que sustentan el sistema financiero en Estados Unidos y Europa en particular.
La entidad multilateral también dedicó un capítulo de su informe a la titulación, denigrada por muchos como uno de los factores que precipitaron la crisis financiera y económica.
El FMI consideró que su aumento «galopante» entre 2005 y 2007 fue consecuencia de unos incentivos malévolos.
Los bancos emisores y las calificadoras de riesgo sobrevaloraron los títulos, los banqueros ganaban bonificaciones cuantas más emisiones hacían, sin importar la calidad verdadera de los activos, y los inversores no hicieron sus deberes antes de comprar los papeles, según el Fondo.
Pero la institución aún cree que la titulación, hecha con cuidado, aumenta el crédito y facilita la gestión del riesgo.
Por ello, alertó de que si el proceso de titulación no vuelve a ponerse en marcha se prolongarán los problemas de los bancos para obtener crédito y el sector público «tendrá que continuar cubriendo esas brechas».
Más transparencia
Para minimizar el peligro del proceso, el Fondo pidió más transparencia en las calificadoras de riesgo, así como unas normas contables más estrictas y un mayor nivel de capitalización en la banca.
También respaldó la idea sugerida en Estados Unidos y Europa de obligar que los emisores de títulos se queden con parte de ellos, de forma que tengan un incentivo para valorarlos correctamente.
El Fondo reconoció que aplicar todas estas medidas al mismo tiempo podría hacer tan costosa la titulación que nunca resurgiría, por lo que aconsejó hacer estudios de su posible impacto antes de ponerlas en práctica.