El propio Zapatero ha aprovechado su última intervención para referirse irónicamente al debate existente en algunos medios de comunicación en los últimos días sobre las supuestas críticas internas a su gestión.
«Dos editoriales y tres tertulias lo cambian todo y hacen que hoy suban aquí varios compañeros y digan algo que no hubieran dicho hace nueve días, que me apoyan», ha señalado.
Según él, el PSOE tiene un «rumbo claro» frente a los «enredos» del PP, y cuenta con un proyecto «ambicioso, exigente y solidario» que va a mantener frente a cualquier intento de quebrarlo porque considera que es el más adecuado para responder a la crisis.
No ha faltado el agradecimiento al apoyo que recibe de la dirección socialista pese a los momentos difíciles que se pueden vivir.
Zapatero ha garantizado que el proyecto socialista es coherente «más allá de que, a veces, la tarea de gobernar incluye improvisar», ha hecho un llamamiento para asentar con valentía el compromiso de lealtad de los valores del proyecto político del PSOE y del Gobierno, y ha reclamado una labor pedagógica constante para explicar a la ciudadanía las decisiones que se toman.
Aunque en su intervención inicial ha obviado hablar de la subida de impuestos, en el debate a puerta cerrada con sus compañeros, aunque sin concreciones, ha prometido que van a contribuir más los que tienen más capacidad para hacerlo.
Una reflexión que va en línea con la política de «saber elegir» en defensa del interés general y que ha llevado al Gobierno a «decir no a los poderosos» y «saber decir sí cada vez que hay un problema social y a aquellos que dependen de su trabajo día a día para poder vivir».
En clave de futuro, ha confiado en que la economía española vuelva a crecer «en el umbral entre 2009 y 2010», aunque ha reconocido que no se puede vaticinar cuándo volverá a crearse empleo.
También ha anunciado que el Gobierno aplazará un año el pago de la deuda de los ayuntamientos con el Estado, que representa más de 1.500 millones de euros.
Zapatero ha aprovechado para elogiar la gestión que está haciendo el lehendakari, Patxi López, para calificar de «oportuna y proporcionada» la reforma de la ley del aborto y para asegurar que «no pasará nada» con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña.
Antes del inicio de la reunión ya había seguridad en miembros del Gabinete de Zapatero, como José Blanco, Carme Chacón, Celestino Corbacho o Trinidad Jiménez, de que la unidad en torno a la figura del presidente iba a ser total.
Así lo explicaron a los periodistas a las puertas de Ferraz, donde también auguraron lo que sucedió después otros dirigentes como Patxi López, José María Barreda o Marcelino Iglesias.
Esos tres presidentes autonómicos han formado parte de la lista de 35 integrantes del Comité que han pedido la palabra para exponer su visión sobre el pulso del partido.
De este modo, el lehendakari ha negado la imagen de debilidad del Gobierno y ha subrayado su fortaleza frente a la «oposición destructiva del PP como estrategia ante sus problemas de corrupción», y José Antonio Griñán ha instado a sus compañeros a no caer en la trampa «de las cortinas de humo» porque se pretende «pervertir» la realidad.
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha sido muy gráfico en su intervención: «ya le gustaría a algunos -le ha dicho a Zapatero- estar tan solos como dicen que estás tú».
Tampoco ha sido crítico con él Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien sí ha alertado de la «cobardía» de los dirigentes que sólo exponen sus quejas a los periodistas.
Una de las voces de las que se esperaba algún reproche, la del dirigente de Izquierda Socialista Juan Antonio Barrio, se ha limitado a considerar que sería ejemplarizante aumentar la presión fiscal sobre las grandes fortunas y a pedir que se abra un debate sobre la subida impositiva. EFE
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