Asimismo, la ministra del ramo, Elena Espinosa, reconoció que la firma de contratos entre ganaderos e industriales es «escasa», y adelantó que será necesario la realización de «esfuerzos» por parte de los agentes del sector para recuperar el consenso del pacto lácteo.
Por su parte, la industria quiso dejar claro que el sector continúa incentivando y estimulando la gestión administrativa de los contratos para tener conocimiento exacto de la masa crítica de adhesión con la que cuenta el acuerdo.
«No es fácil implementar la parte administrativa de un modelo nuevo en tan sólo dos meses, porque existe una gran infraestructura alrededor del organismo encargado de la gestión administrativa de los contratos para que estos queden reflejados», defendió el director general de Fenil, Luis Calabozo, al término de la reunión del comité de seguimiento.
La otra parte implicada directamente en la firma de contratos junto a la industria, los productores de leche, representados por las organizaciones agrarias firmantes del acuerdo, Asaja y UPA y de Cooperativas agroalimentarias, también demostraron su descontento con la situación en la que se encuentra el pacto sectorial, llegando incluso el representante de Asaja Galicia, Francisco Bello, a vincular la permanencia de su asociación en el acuerdo a la obtención de avances en la generalización de los contratos homologados.
Los ganaderos lácteos denuncia que dentro del sector se está produciéndo una división entre industrias lácteas, con un «grupo locomotora» con contratos con precios próximo al precio acordado, frente a un «equipo de industrias que está boicoteando deliberadamente el pacto».