El presidente del Ejecutivo insistió en que «el momento más duro» de la crisis económica ya ha pasado y que ahora queda la gran tarea de la recuperación y de afrontar los altos niveles de paro. Hasta ese momento, señaló, se seguirá dando respuesta a los desempleados con la protección social al desempleo.
En este sentido, recordó que las prestaciones por desempleo tendrán en el 2010 un coste de 15.000 millones de euros cifra que, señaló Zapatero, supera a los casi 11.000 millones que el Ejecutivo prevé recaudar en dos años con la subida de impuestos aprobada el pasado sábado por el Consejo de Ministros.
En opinión del presidente, lo importante no es salir de la crisis un trimestre antes o después sino hacerlo «todos juntos, con cohesión social».
Zapatero, por ello, insistió en que la economía española necesita mejorar su sistema productivo y ser más innovadora y moderna, algo que, dijo, no pasa por crear peores contratos. Con estas palabras el presidente del Gobierno se refirió a la actual situación de estancamiento del diálogo social.
El presidente del Gobierno criticó la falta de sensibilidad y la poca visión de país de «los poderosos» ante la crisis económica, por mantener prioridades que no coinciden con las del Ejecutivo, que es mantener la protección social y garantizar los derechos de los trabajadores.
Zapatero no quiso poner nombre a «los poderosos», pero aseguró que son aquellos que han estado pidiendo al Gobierno que rebajara las condiciones del despido, que hiciera una reforma laboral, que rebajara las cotizaciones y que, cada vez que surgía un problema en el sector empresarial, pedía ayudas al Ejecutivo.
«Estos son los poderosos para mí», señaló el presidente, quien recordó que el sentido que tiene su Gobierno de país contempla el mantenimiento de los derechos de los trabajadores, el desarrollo de la ley de dependencia y el aumento de las becas y de la ayuda al alquiler de vivienda, entre otras cosas. «Un sentido más cercano a los ciudadanos que no están de acuerdo con la idea de que la crisis se tiene que traducir en la pérdida de derechos», añadió.
Así y preguntado por las relaciones entre el Gobierno y la patronal, el presidente reconoció que existe cierta «discrepancia», ya que algunos empresarios, aunque no todos, han plateado «insistentemente» al Ejecutivo las propuestas que siempre han rechazado porque no encajan en el proyecto y la acción de este Gobierno.
En este sentido, aseguró que siempre que se ha hablado de reforma laboral durante la crisis se ha pretendido abaratar el despido para que los empresarios tengan más libertad y los trabajadores menos derechos, así como para que haya una transferencia de renta de los trabajadores hacia las empresas eliminando la indemnización, la única herramienta de la disponen algunos trabajadores en España.
«Lo que necesitamos en este país no es tanto cambiar la legislación laboral, que ha demostrado que en crecimiento crea empleo como ningún país, sino mejorar el sistema productivo», añadió Zapatero, quien consideró que se trata de que haya mejores trabajos y no contratos peores, «por lo que habrá que desarrollar una economía más productiva y moderna».
En todo caso, el jefe del Ejecutivo recordó que cualquier cambio se tiene que acordar en el ámbito del diálogo social que mantienen las organizaciones empresariales y los sindicatos con el Gobierno y que «ha dado tantos éxitos en los últimos años».
También se refirió al PP y aseguró que mientras la gran preocupación del Gobierno es el gran impacto que la crisis ha tenido en el empleo el principal partido de la oposición no ha aportado todavía ninguna medida para mejorar la situación de quienes pierden su trabajo». «No es su política, no les importa la política social», concluyó.