La pasada semana, la dirección de Renault España y los sindicatos mayoritarios en el comité intercentros firmaron en Valladolid el convenio colectivo para el periodo 2010-2013, que está condicionado a que la compañía adjudique nueva carga de trabajo a sus fábricas en la capital vallisoletana.
El convenio lo respaldaron UGT, CCOO y la Confederación de Cuadros, mientras que la CGT no lo ha apoyado y Trabajadores Unidos no forma parte del intercentros.
Tras la firma, los sindicatos están pendientes de que la dirección mundial de Renault anuncie qué carga de trabajo adjudica a Valladolid, que se espera que sean dos nuevos modelos, uno convencional y otro eléctrico, y un nuevo motor, lo que permitiría la viabilidad de la planta de montaje, que da empleo a 2.828 personas.
Sin estas adjudicaciones, el convenio quedaría sin efecto, según los sindicatos, ya que se ha negociado durante las últimas semanas en paralelo a un plan de empleo y competitividad exigido por la empresa.
Esta negociación paralela ha supuesto que el convenio prevea congelación salarial, posibles expedientes de regulación temporal de empleo, aunque no de extinción de contratos, y otras cesiones por parte de los trabajadores, a cambio del compromiso de la empresa de mantener el empleo y garantizar el futuro de sus fábricas en España.
Estas fábricas son las de Carrocería-Montaje, dedicada a los modelos Modus y Clio, y de Motores en Valladolid; la de Palencia, que produce el Megane; y la de cajas de cambios en Sevilla.
Pese a esas cesiones, UGT y CCOO mantienen que el acuerdo garantiza el futuro de las fábricas españolas y confían en que en breve Renault anuncie los nuevos modelos para Valladolid.
El pasado mes de diciembre cerca de 16.000 personas, según datos de la Subdelegación del Gobierno, se manifestaron en la capital vallisoletana para exigir la adjudicación de un nuevo modelo de automóvil a las factorías situadas en la comunidad castellano-leonesa.