Sin embargo, Walsh reconoce que no es probable que eso sea en un próximo futuro, si es que llega a ocurrir alguna vez, dada la reacción política «bastante negativa» de Australia a las negociaciones entre British Airways y Qantas.
«No buscamos nada concreto, pero está claro que es más fácil hacerlo en un contexto europeo que en otro global», explica el futuro consejero delegado de TopCo, grupo resultante de la fusión de BA con Iberia.
Walsh cree, sin embargo, que habrá más fusiones en el sector y señala que «una de las cosas que tuvimos claras al negociar con Iberia es que necesitábamos dotarnos de una estructura capaz de soportar posteriores fusiones».
La aerolínea British Midland fue adquirida recientemente por la alemana Lufthansa y puede verse obligada a vender algunos de sus permisos de aterrizaje en Heathrow, donde tiene un 11% del total de slots (franjas horarias asignadas en los aeropuertos a las compañías aéreas para sus despegues y aterrizajes), superada sólo por British.
Walsh lleva tiempo diciendo que su empresa estaba interesada en comprar BMI o bien sus slots, y, según explica al Financial Times, tras la fusión con Iberia, la compra de esos últimos podría acometerla la nueva BA o bien el grupo TopCo.
Es posible que haya que tomar una decisión antes de que se complete la fusión con Iberia, pero, según explica Walsh, eso no presentaría ningún problema para los accionistas de la empresa española, que pensarían seguramente que es la decisión correcta.
En relación con el quebradero de cabeza que presenta el gran déficit del plan de pensiones de British Airways, su consejero delegado cree que podrá llegarse finalmente a un acuerdo.
También confía Walsh en una solución positiva a otro asunto que tiene planteada su aerolínea, el visto bueno del Departamento de Transportes de EEUU al reforzamiento de la alianza entre British Airways, Iberia y la estadounidense American Airlines. La decisión de EEUU tenía que haberse producido el pasado 31 de octubre, pero aún está pendiente.
Walsh afirma por otro lado que no cederá a las presiones del personal de cabina de BA en el asunto de las medidas de reducción de costos de su aerolínea.
El sindicato Unite ha amenazado con una posible huelga en diciembre, pero Walsh dice que la actual disputa es «muy diferente» de la de enero del 2007, cuando un acuerdo de última hora con los auxiliares de vuelo permitió evitar un paro laboral.
El conflicto actual tiene que ver con la reducción de quince a catorce del número de miembros de la tripulación en los vuelos de larga distancia, medida que, según el sindicato, supone un riesgo tanto para el personal de cabina como para los pasajeros.
Pero según Walsh, los cambios, que incluyen bajas incentivadas y otras medidas destinadas a ahorrar cerca de 145 millones de euros, son esenciales para el futuro de BA, compañía que por vez primera se expone a un segundo año consecutivo de pérdidas.