La sesión de control al Gobierno ha vuelto a ser el escenario de esas promesas difusas que tanto le gustan al presidente en los últimos meses. Esta vez ha sido a cuenta de la reducción de gasto en la Administración. “¿Para qué estamos aquí?”, ¿Lo que votamos sirve para algo o no?”, preguntó Mariano Rajoy en referencia a la votación para que se suprimiera la vicepresidencia tercera y en la que ganó el sí y a las numerosas peticiones que se tramitan para hacer lo mismo con varios ministerios. La respuesta de José Luis Rodríguez Zapatero consistió en recordar su potestad para diseñar su gobierno pero dejó caer que está dispuesto a “profundizar” en una reducción de la Administración “si se deja a un lado la demagogia”.
Se refería a la parte que les toca a las autonomías. Rajoy no se refirió a ello pero los gastos en la Administración dependen en buena parte de que las comunidades autónomas adelgacen sus estructuras. Y no todas están dispuestas a hacerlo. Hasta ahora, cada una aplica los recortes en el apartado que más le conviene y las reducciones de consejeros como la de José María Barreda han sido tachadas de “populistas”. En las gobernadas por el PP tampoco hay acuerdo. La secretaria general del PP, Mª Dolores de Cospedal, insinuó el lunes que no sabía que la Comunidad Valenciana también cuenta con tres vicepresidencias en su gobierno.
Pero además de aludir al doble discurso del PP en esta cuestión, Zapatero no dio ningún detalle. Sólo que está dispuesto. Dada la dificultad de hincar el diente a las diputaciones, idea que dejó caer la semana pasada José Blanco, más bien pareció un compromiso de tener menos ministros cuando decida reformar su gabinete. Cada vez son más las voces que reclaman un Ejecutivo más austero y con una criba que respete sólo a los ministros con más peso político. Pero la fecha de una crisis de Gobierno sigue en el aire. Así que el número de ministerios y los personajes que serán apartados por Zapatero, también.
Lo que pareció molestar más al presidente fue que Gaspar Llamazares le espetara que la Moncloa y la crisis “le han cambiado” y que ése es el motivo por el que ya “no tiene palabra” ni el apoyo de los grupos de izquierda. “Querrá usted decir de algún diputado de la izquierda de la Cámara”, respondió el jefe del Ejecutivo, quien no acepta las acusaciones de que el PSOE ha dejado de ser de izquierdas. Los gestos de los diputados socialistas señalándose a sí mismos como protesta también dejaron claro que ellos siguen considerándose representantes de ella.
A continuación tuvo lugar el tradicional rifirrafe entre Soraya Sáenz de Santamaría y Mª Teresa Fernández de la Vega. La portavoz del PP en el Congreso recordó los