El Gobierno intensificará el diálogo en el ámbito parlamentario para buscar apoyos a la reforma laboral que va a aprobar el 16 de junio, después de que haya sido imposible el acuerdo con los agentes sociales tras la larga e infructuosa reunión mantenida con ellos.
La reunión entre Trabajo, la patronal y los sindicatos, que se inició el miércoles por la tarde, finalizó sin acuerdo casi once horas después, a primera hora del jueves, debido según fuentes sindicales a la postura maximalista de la patronal y, en opinión de los empresarios, a la negativa de las organizaciones de los trabajadores a abordar una reforma profunda.
La ampliación de las causas para considerar procedente un despido y los costes de las indemnizaciones fueron las dos principales cuestiones que hicieron imposible el consenso.
Zapatero apela a la responsabilidad de los partidos
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha apelado a la responsabilidad de los partidos para conseguir la mayoría necesaria en el Parlamento que posibilite la aprobación de la reforma laboral.
En una rueda de prensa celebrada en Roma tras una reunión con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, el presidente expresó su confianza en que el plan de reforma pase el trámite parlamentario, después de que hayan fracasado las negociaciones entre sindicatos y empresarios.
«Tenemos que hacer la reforma laboral, va a ser una reforma laboral sustancial para nuestro mercado laboral. Confío en que va a tener un amplio respaldo en el Parlamento. Sabemos lo que hay en juego y lo saben el resto de formaciones políticas, dijo Zapatero.
«Queremos un modelo en el que la contratación indefinida sea la norma frente a la contratación temporal. Queremos reducir el esfuerzo en el coste del despido, sin que los trabajadores pierdan derechos y queremos hacer un cambio en la flexibilidad interna de la empresa, añadió.
El presidente del Gobierno explicó que este viernes presentará el documento a los interlocutores sociales con las líneas de la reforma laboral que prepara el Ejecutivo e insistió en que esos cambios deben durar «muchos años».
Zapatero aseguró que el Gobierno tiene «muy claras» las ideas de lo que hay que hacer para acometer la reforma laboral, una iniciativa que debe servir, según él, para corregir el «mal histórico» del modelo español.
El PP, «dispuesto a pactar y a hablar»
Por su parte, el líder del PP, Mariano Rajoy, aseguró que si el Gobierno llama al PP para abordar la reforma laboral, su partido «está dispuesto a pactar y a hablar, si bien lamentó haber leído en los medios que la intención del Ejecutivo sea pactar con CC, CiU y ERC.
Rajoy puntualizó que «estas cosas, como habitualmente hace el presidente del Gobierno, sin hablar, se resuelven mal, y recordó que los objetivos que su partido considera irrenunciables son el fomento de la contratación indefinida y cambiar la negociación colectiva para adecuarla a la situación de las pequeñas y medianas empresas, que son la mayoría en España.
Desde CiU, su portavoz, Josep Antoni Duran Lleida, advirtió de que el decreto no puede tener «cualquier contenido» y debe dar «respuesta a las expectativas, y dejó claro que todavía no han decidido si lo apoyarán o lo rechazarán, una vez descartada la abstención, mientras que el del PNV, Josu Erkoreka, urgió al Ejecutivo a presentarles su propuesta.
El diputado de IU, Gaspar Llamazares, atribuyó el fracaso del diálogo social a «la codicia» de la patronal y a «la pasividad» del Gobierno e insinuó que ambos preparan una contrarreforma en contra de quienes «más sufren esta crisis, es decir, los trabajadores.