La Guardia Civil ha dado por finalizada una operación, denominada «filo, que, tras cinco detenciones en Navarra y Zaragoza, ha permitido desarticular un grupo organizado dedicado a extorsionar y estafar a empresarios de la Comunidad foral.
Los detenidos, según ha informado este miércoles la Guardia Civil en un comunicado, se dedicaban al parecer a ofertar unos supuestos servicios de afilado de herramientas empleadas por las empresas y posteriormente obligaban a sus responsables, bajo amenazas, a realizar pagos desorbitados por trabajos no realizados
La investigación comenzó a primeros de junio cuando dicho Cuerpo tuvo conocimiento de diversos hechos delictivos de similares características cometidos por «un grupo organizado compuesto por individuos de etnia gitana y nacionalidad portuguesa, italiana y española» que «viven de forma ambulante» utilizando diversos vehículos y caravanas.
Estas personas se dedicaban al parecer a visitar empresas, sobre todo en el sector conservero, a las cuales ofrecían un supuesto servicio de afilado de herramientas y brocas.
«Con la habilidad dialéctica y con el fuerte tono en el que se dirigían a los empresarios, éstos optaban por cederles algunas piezas para que les hicieran una prueba, que en un principio era gratuita, para comprobar el resultado del afilado, pero después pretendían cobrarles por ello cantidades que oscilaban entre los 1.800 y los 7.000 euros.
Cuando los empresarios se negaban a pagar, al ser cuantías muy superiores al valor de las piezas originales y no haber contratado dichos servicios, eran amenazados con causarles algún mal, tanto a sus empresas como a sus familias, «todo ello en tonos muy acalorados».
La Guardia Civil, que ha indicado que estos hechos crearon «una gran alarma social» en el sector empresarial, situó como autor de estos hechos al clan de los «Cuevas Demetrio, que en el año 2006 ya había actuado en esta zona, utilizando el mismo «modus operandi» para numerosos delitos de extorsión.
Tras detectar su presencia acampados en el Polígono Industrial «El Campillo, de Marcilla (Navarra), y ante su «gran movilidad» ya que cambiaban continuamente de lugar de asentamiento para eludir con ello la acción policial, la Guardia Civil optó por intervenir y detener a quienes se encontraban allí, que resultaron ser R. C. D., español de 23 años, y G. S., francés de 40 años contra quien figuraba una requisitoria de busca y captura por hechos similares.
Aunque el resto del grupo había abandonado el campamento, se estableció un dispositivo de búsqueda coordinado desde Navarra que los localizó cerca de Luceni (Zaragoza), donde tras ser identificados, se procedió a la detención de A. B. V., portugués de 39 años, en cuyo poder se encontró el teléfono móvil desde el que se realizaban las llamadas amenazantes a los empresarios, y M. B. V., italiano de 34 años.
Más tarde en la localidad de Utebo (Zaragoza), fue detenido el italiano R. G. R., de 33 años.