El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mostró este domingo su satisfacción por que el Estatut ha prosperado en sus «objetivos esenciales», aunque admitió que aún deberá transcurrir «algún tiempo» para que cicatricen los «rasguños» que el proceso ha provocado.
En un artículo que este domingo publicó La Vanguardia, Zapatero insiste en que, una vez conocida la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el texto catalán, «nada parecer justificar que los avances sustanciales que el Estatut comporta en el reconocimiento y reafirmación de la autonomía se hayan visto cercenados».
Por ello, muestra su «doble satisfacción», tanto por el esfuerzo realizado para dar cauce a la voluntad de reforma como porque ésta prosperó «en sus objetivos esenciales al amparo del marco constitucional».
No obstante, admitió que es «muy consciente» de las dificultades de todo tipo que ha habido que sortear, así como de que «habrá de transcurrir algún tiempo hasta que cicatricen algunos de los rasguños que la controversia política, demasiado acre en ocasiones, ha abierto entre nosotros».
Modelo autonómico
En el artículo, el presidente del Gobierno destaca que, como sostenían los socialistas frente a las críticas del PP, se demostró que «el Estatut, pues, no rompía España, sino que profundizaba en el modelo autonómico».
«Y la sentencia que ha enjuiciado su constitucionalidad, lejos de frenar este avance, lo consolida», remarca Zapatero, que pone énfasis en que, tras el fallo del Tribunal Constitucional, «Cataluña cuenta con el más alto grado de autogobierno que jamás haya conocido».
«La Generalitat tiene hoy todas las competencias que los ciudadanos catalanes quisieron reconocerle hace cuatro años», insiste el presidente del Gobierno, que pese a ello reconoce que el Estatut sí que pierde, tras el fallo del Constitucional, sus referencias al obligatorio carácter preferente del uso del catalán, al Consell de la Justicia, a la exclusividad de las competencias del Síndic de Greuges o al esfuerzo fiscal comparable.
En cualquier caso, Zapatero sugiere que «pudiera ser» que «en alguno de esos limitados casos» el Constitucional no objetase tanto el fondo de la regulación como su inclusión formal en una norma estatutaria, lo que entiende que no impediría que esa regulación «se aborde por el cauce constitucionalmente procedente».