Los partidos catalanes defendieron este domingo la necesidad de mantener la unidad expresada este sábado en la manifestación contra la sentencia del Estatut que reunió a miles de personas y abogaron por un frente unitario en Madrid, mientras que PSOE y PP se lanzaron duros reproches al valorar la marcha.
El conseller de Política Territorial, Joaquim Nadal, instó como portavoz del ejecutivo catalán al gobierno español a «rehacer los puentes que la sentencia» del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut «ha roto», y sugirió que en el debate del estado de la nación se apruebe «una resolución que permita restituir las cosas en el punto antes del recurso del PP».
Según Nadal, PSC, ERC, ICV-EUiA y CiU tienen el «punto de unidad» suficiente como para poder avalar en dicho debate que «se ha traspasado una frontera que no se podía traspasar y que ello «pone en cuestión el pacto constitucional y estatutario».
Por lo que respeta a la relación con el Estado, consideró que el Gobierno español debería fijar «un programa de mínimos» para rehacer el pacto político que supuso el Estatut, y asegurar que «no se han tirado por la borda 30 años de esfuerzo de los diferentes territorios que componen la España plural».
El presidente de la Generalitat, José Montilla, afirmó que «todos, empezando por el PP», tendrán que tener «muy presente» la «gran manifestación unitaria, cívica y democrática» de ayer en Barcelona, y sobre los abucheos que le obligaron a salir escoltado, ha restado importancia al incidente, que ha atribuido a «minorías muy localizadas y, por lo tanto, prácticas anécdotas».
Según el presidente catalán y líder del PSC, la marcha «fue globalmente positiva y unitaria» y el denominador común de los manifestantes fue la «afirmación rotunda de la identidad de Cataluña como nación» y la «exigencia política de recuperar aquello que el TC con su sentencia pone en cuestión».
Por parte del PSOE, su secretaria de organización, Leire Pajín, criticó desde Málaga que el PP se rasgue las vestiduras porque una comunidad se manifiesta pacíficamente en defensa de su estatuto de autonomía, cuando sus cargos llaman todos los días a la rebelión de las leyes aprobadas en el Congreso de los Diputados.
«No se puede ser así de incoherente e irresponsable, ni tampoco querer gobernar a España, ya que el PP critica a un pueblo que sale a la calle a defender sus derechos», apostilló Pajín, quien destacó que las CCAA de los populares boicotean las leyes convirtiendo a sus habitantes en ciudadanos de tercera.
Desde el PP, su líder, Mariano Rajoy, llamó a la unidad de todos los españoles tras la sentencia sobre el Estatut y responsabilizó de sus consecuencias al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
A su juicio, Zapatero «ha demostrado una frivolidad sin límites» y una «absoluta falta de sentido de Estado», al tiempo que ha engañado a los ciudadanos de Cataluña y a todos los españoles y ahora, «tras actuar como aprendiz de brujo», está escondido viendo las consecuencias de la «frivolidad de sus actuaciones».
El líder de CiU, Artur Mas, dijo que confía en que los partidos catalanes «tendrán unos mínimos en común para trasladar «toda la unidad catalana» al Congreso, aunque cuestionó que el PSC tenga las «manos libres».
Mas agradeció a los ciudadanos que se sumaran a una manifestación que, según dijo, «poco o mucho» ha cambiado «el curso de la historia de Cataluña», y reivindicó que ésta tenga «el derecho a decidir su propio futuro».
El secretario general de ERC, Joan Ridao, indicó que la manifestación fue un «éxito histórico» y defendió la necesidad de que «ahora se haga un paso hacia adelante» y se inicie «una transición pacífica y democrática hacia la independencia».
Según Ridao, «si España no escucha y es sorda, Cataluña no ha enmudecido» y subrayó que, si bien la unidad es muy importante, «por si sola no sirve para nada, debe tener un objetivo», y en este sentido, reclamó que se exprese en el Parlament y en Madrid.
El presidente de ICV, Joan Saura, pidió que se vete al PP, tanto en Cataluña como en el resto del Estado, al entender que es el responsable de la actual situación, y consideró necesario que se «abra» el diálogo entre los gobiernos central y catalán.