El líder del PP, Mariano Rajoy, afronta su primer debate sobre el estado de la nación con todo a favor, desde las encuestas electorales, que desde hace un año le otorgan sistemáticamente la victoria, hasta la supuesta debilidad del jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a causa de la crisis.
La sensación predominante en el partido y en el grupo parlamentario, según varios dirigentes y diputados del PP que prefieren el anonimato, es la euforia, pero «una euforia contenida», pues es cierto que Rajoy tiene el contexto político a su favor, pero también lo es que Zapatero puede deparar todavía alguna sorpresa.
Para una minoría de cargos del Partido Popular, la presencia en los medios de comunicación de casos de presunta corrupción vinculados con la formación, especialmente en la Comunidad Valenciana, puede convertirse en un argumento en contra de Rajoy.
También hay dirigentes del PP, sobre todo en las comunidades autónomas, que depositan en el citado debate muy poco margen para el rédito político.
«La gente está tremendamente cansada, recibe malas noticias de la crisis casi a diario, y más que esperar propuestas en el debate, lo que esperan es que haya elecciones cuanto antes», explica un alto mandatario autonómico del Partido Popular.
Según indica un veterano diputado del PP, el debate sobre el estado de la nación de este año no se centrará en si Zapatero o Rajoy ganan, sino en «quien convence» con sus propuestas, y en este sentido, puntualiza, es el líder de los populares el que cuenta con ventaja.
En cualquier caso, muchos de los cargos del PP consultados opinan que queda ya poco espacio para iniciativas nuevas, o al menos iniciativas que despierten la ilusión de los ciudadanos, ya que el Gobierno, en época de contención del gasto, no puede permitirse «ciertos lujos».
Queda descartado, a tenor de la opinión de las fuentes, que Rajoy anuncie una moción de censura.
«Un momento clave»
Con todo, conocido el plan de recortes del Gobierno y tras una serie de noticias adversas en lo económico, el Partido Popular considera que ha llegado «un momento clave de la legislatura».
Consciente de ello, Rajoy lleva ya varias semanas estudiando su intervención y su estrategia, y no sólo con la ayuda de su equipo habitual, en esta ocasión encabezado por la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, sino también con la aportación externa de empresarios y representantes de la sociedad civil.
Estimulado por el éxito de la Convención de Barcelona del año pasado, el líder del PP ha acudido a varias jornadas de debate con exponentes de los ámbitos social y económico y se ha reunido con integrantes del panorama cultural.
Sus perspectivas han servido, explican en la dirección del PP, para que el partido enriquezca su programa y su alternativa.
Pero también Rajoy se ha visto en las últimas fechas con destacadas figuras financieras, a veces en privado y otras en público, como en el acto de presentación de su programa económico el pasado 25 de junio.
Una fuente de la cúpula del PP conocedora de estos contactos señala a Efe que en las últimas fechas se han acumulado en Génova peticiones de muchas de esas personalidades para almorzar con Rajoy.
Las relaciones políticas del presidente del PP se han intensificado. El 10 de febrero se entrevistó con el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, en el Congreso; el 5 de mayo se vio con Zapatero en La Moncloa; un día después se desplazó a Barcelona para reunirse con el presidente catalán, José Montilla; y el pasado jueves recibió al líder del PNV, Íñigo Urkullu.
Fuentes del PP señalan que las relaciones de Rajoy con todos ellos siempre han sido cordiales, incluso con alguno de ellos más estrecha, como con Duran, al que conoce desde hace tiempo. Otro de los políticos con los que el líder del PP se lleva bien es con el presidente de CiU, Artur Mas.
Todo ello incide en la estrategia marcada en el congreso de Valencia de 2008, un giro hacia la moderación cuyo objetivo consiste en mostrar al PP como un partido capaz de negociar y lograr acuerdos.
Así llegará Rajoy al debate sobre el estado de la nación. Para una fuente de la plana mayor, en resumen, el líder del PP defenderá su alternativa, y a su vez, hará hincapié en la desconfianza que genera Zapatero. «Lo de siempre», sentencia.