domingo, noviembre 24, 2024
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Una mujer alumbra un bebé con la ayuda telefónica de la doctora del Servicio de Emergencias

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 Mónica es el nombre de la niña nacida hace cuatro días en Linyola (Lérida) gracias a las a las indicaciones dadas por teléfono por una doctora del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) de la Generalitat al padre de la criatura, que logró que saliera del vientre de su mujer antes de la llegada de la ambulancia.

«El padre estaba muy nervioso cuando llamó porque ya se vislumbraba la cabeza de la niña, pero se repuso y estuvo a la altura de las circunstancias, ha explicado a Efe la doctora Margarita García, que el pasado viernes atendió el parto desde su mesa de trabajo en la sede central del SEM, situado en L’Hospitalet del Llobregat (Barcelona).

Según la doctora, el padre telefoneó en cuanto su mujer rompió aguas, pero la dilatación fue extremadamente rápida y, cuando llamó a la ambulancia, la cabeza ya asomaba.

La ambulancia salió rápidamente hacia la vivienda de la pareja, pero, en vista de la urgencia, la doctora García se mantuvo al habla con el padre y le dio las primeras indicaciones.

«Estaba bloqueado y la primera dificultad fue hacerle reaccionar y convencerle para que me obedeciera y evitara que su mujer tuviera un desgarro, ha recordado la doctora.

El padre «entendió la urgencia del caso» y «se puso manos a la obra, pero la segunda dificultad llegó cuando vio salir la cabeza y comprobó que el cuerpo seguía dentro.

«El hombre se vio con la cabeza del bebé entre las manos sin saber qué hacer. Es un momento delicado, porque hay que meter la mano dentro del útero, ha explicado la doctora, que considera que «para un hombre es más difícil ayudar a un parto porque conoce peor la anatomía» femenina.

No obstante, el padre «lo hizo muy bien» y fue recompensado con la «indescriptible satisfacción de ver salir el cuerpo entero de su hija y oirla llorar».

«Es una niña sana que lloró enseguida, ha aclarado la doctora, que recuerda con alegría los gritos de satisfacción del padre.

Minutos después, los servicios médicos llegaron a la vivienda y se encargaron de cortar el cordón umbilical, extraer la placenta y comprobar que tanto la niña como la madre estaban en perfecto estado.

«También se preocuparon por el estado de salud del padre, porque con tantos nervios podía darle un infarto, ha bromeado la doctora, satisfecha de haber podido ayudar en un caso que «ha terminado tan bien».

«Muy pocas veces las cosas acaban tan bien, ha añadido la doctora, que suele atender emergencias «mucho más desagradables, como accidentes de tráfico o pacientes en peligro de muerte.

Una satisfacción que comparte con sus compañeros de trabajo y que se palpa en el ambiente que se respira en la sede central del SEM, donde la doctora recuerda con una sonrisa que en esos momentos le hizo ilusión que la criatura fuera una niña y «finalmente ha sido niña».

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