La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha acogido esta tarde el inicio del juicio contra el autor confeso de la muerte de dos homosexuales en Vigo, en la que el fiscal, David Calzada, ha destacado la «frialdad» y la «brutalidad» con la que actuó el acusado. Según relató el fiscal en la vista oral, los cuerpos de las dos víctimas quedaron «como un coladero» tras recibir un total de 57 puñaladas.
El crimen, según el fiscal, fue «horrendo y despiadado» y la forma en la que el acusado, Jacobo Piñeiro Rial, asesinó a las víctimas «fue brutal, ya que asestó 22 puñaladas a una de las víctimas, Julio Anderson Luciano, y 35 a Isaac Pérez Triviño. Añadió que las dos víctimas «estuvieron agonizando durante 15 minutos, según indicaron los médicos forenses.
«Las primeras puñaladas eran mortales por sí mismas y, aún así, el acusado continuó apuñalando a sus víctimas, afirmó Calzada, quien incidió en que aquella madrugada del 13 de julio de 2006, el acusado permaneció durante cinco horas, desde las 4 de la madrugada, cuando se produjeron los asesinatos, en el interior del domicilio «con una frialdad absoluta, dedicándose a «destruir pruebas» porque Piñeiro Rial «es consciente de que es culpable».
El fiscal pidió al jurado, integrado por diez personas, que para resolver este caso apliquen «su sentido común» y también recordó que «todas las puñaladas fueron recibidas hallándose las dos víctimas con vida». David Calzada aseguró que Jacobo Piñeiro, que este jueves se sentó nuevamente en el banquillo de los acusados, tras cometer el crimen, metió las pruebas «en una maleta, se duchó y quitó las manchas de sangre» y que amontonó ropa y sábanas sobre las víctimas para, después, rociarlas con alcohol y prender fuego.
A ello añadió que, antes de abandonar la vivienda donde se cometió el crimen, «abrió la llave del gas de la cocina» y cerró la puerta del piso para que «saltase todo por los aires». Mientras, la defensa alegó que Jacobo Piñeiro actuó «en legítima defensa, ya que las víctimas trataron de agredirle y por «miedo a ser violado». «Jacobo Piñeiro actuó en todo momento en legítima defensa por el miedo insuperable de ser asesinado y violado, y actuó bajo los efectos de alcohol y drogas, algo que se vio potenciado por la falta de alimento durante al menos dos días, señaló la defensa, que también alegó que el acusado presenta un «cociente intelectual límite».
En el juicio, que esta tarde comenzó en Vigo y no concluirá hasta el miércoles próximo, el fiscal pide 60 años de cárcel para Jacobo Piñeiro. Por su parte, la acusación particular pide 20 años de cárcel e inhabilitación absoluta por dos delitos de asesinato, 20 años de prisión por el incendio que provocó en el piso y 18 meses de cárcel por hurto.
Piñeiro Rial quedó en libertad el pasado 13 de julio, después de que se cumpliese el plazo máximo de prisión provisional que establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, aunque en todo este periodo está obligado a comparecer diariamente ante la justicia. La muerte de los dos jóvenes gays, Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano, se produjo en un piso de la calle Oporto, en julio de 2006.
El acusado, que confesó la autoría, fue exculpado en 2009 por un jurado popular de los delitos de homicidio, tras alegar que había actuado en legítima defensa, y únicamente se le condenó por el incendio de los cuerpos y la vivienda, por lo que se le impuso una pena de 20 años de prisión, pero esta sentencia fue anulada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.