En política es así. Los errores ajenos se asumen como aciertos propios. Por eso CiU está que no cabe en sí ante tanta ocurrencia electoral. Primero fue el vídeo, retirado de inmediato, con Alicia Sánchez Camacho persiguiendo a látigo a inmigrantes e independentistas. A otros les ha dado por el cariz sexual. A los jóvenes socialistas se les ocurre que votar a Montilla produce orgasmo irrefrenable y a Monserrat Nebrera se le ocurre lo del alarido orgásmico para llamar la atención y decir que ahí están ellos, pequeños pero osados y, claro, ante ocurrencia barata y soez, los de CiU, muy señores ellos se han propuesto no dejar de serlo. «¿Se creerán que los catalanes somos tan tontos como para que todas estas bobadas sean eficaces?» A CiU lo que le llama la atención es que Montilla vaya por la vida como si nunca hubiera existido el tripartito y lo que le preocupa es que cuando llegue al gobierno—»que llegaremos»—les va «a tocar decir que no a casi todo y hacer frente a una deuda de 40.000 millones de euros y tienen el valor de lanzar un vídeo como el que han lanzado. Montilla empieza a dar pena». Ellos, naturalmente, encantados.