Poco a poco se va acotando el terreno. Salvo hecatombe, CiU ganará y con holgura. Sus pronósticos y propósito es gobernar en solitario aunque creen que “no nos faltarán brazos”. Estos no serán los socialistas porque lo de la socioconvergencia es una hipótesis más que descartada. Ahora lo que se disputa es el puesto número tres. Un número primo y por lo tanto complejo. ERC y Partido Popular pugnan por ese puesto. Sus electorados ni se rozan pero sus líderes, Puigcercós y Alicia Sánchez Camacho—“la única mujer que es candidata”, recordó ayer Rajoy—pugnan por el resultado que les permita presentarse como, en el mejor de los casos, “necesarios”. El PSC está “mosca” porque cree que CiU al final pactará con el PP “porque los dos son de derechas” y ERC tiende puentes para apuntalar el electorado nacionalista. A su vez la candidata popular dice “votadme a mí porque de lo contrario CiU caerá en senderos independentistas”. Una especie de sudoku que para quien lo antes lo acabe supondrá una enorme satisfacción. Rajoy se ha empeñado en empezar a cantar victoria en Cataluña.