El candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, ha arremetido este domingo contra la «pésima» gestión del «alcalde de la deuda», Alberto Ruiz-Gallardón, y se ha mostrado convencido de que éste vive, con sus «aires de grandeza», en una «realidad virtual» y «no se entera de lo que está pasando».
Lissavetzky, que ha ofrecido su primer mitin de precampaña con el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, y el ministro de Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha dicho que él quiere ser el «alcalde de las soluciones» y no el «alcalde de la deuda», el «alcalde moroso» o el «alcalde despilfarrador».
También se ha referido a Gallardón como un alcalde «enfurruñado», que «juega al victimismo», que «no practica el diálogo» y que está en «disputa permanente» con los responsables de la Comunidad de Madrid.
A su juicio, hay que «pedir responsabilidades» a Alberto Ruiz-Gallardón sobre todo por su «desmedida deuda» y «hay que decir alto y claro que esa pésima gestión condena Madrid a una situación de enorme dificultad durante mucho tiempo», ha advertido.
Ha reconocido además que los socialistas no tienen una «receta mágica para tapar el agujero financiero y social que ha generado el alcalde», al que ha comparado con los «malos equipos» que echan la culpa al árbitro o al estado del césped cuando pierden tras jugar un mal partido.
Obra de la M-30
Tras explicar que su intención es hacer una campaña «limpia» «razonada», «juiciosa» y «serena», ha pronosticado que también será una campaña «intensa» porque los socialistas no se van a «callar», y ha apuntado que él no va a negar, por ejemplo, que la obra de la M-30 esté mal hecha.
En su intervención, Lissavetzky ha proclamado el fin de la «política de las grandes obras» y se ha comprometido a «trabajar en la política de las personas».
«Vengo aquí para quedarme», les ha dicho a los más de 600 militantes que le han aclamado en un hotel de la capital, a los que ha explicado que su modelo se basa en el «diálogo con los ciudadanos y con las instituciones».
«No se puede entender que Gallardón no hable con los alcaldes de la región metropolitana, no les hace ni caso; hasta ha suplantado a Pedro Castro con sus aires de grandeza. Está fuera de la realidad. Para Gallardón dos más dos son cinco y no hay forma de convencerle de que son cuatro», ha afirmado.
Arropado por Tomás Gómez y Rubalcaba, el secretario de Estado para el Deporte ha apelado al «calor» y al «empuje» de todo el partido para ganar en Madrid y ha subrayado que tanto el PSM como el PSOE van a «empujar» para que su campaña y la de Gómez sean un «éxito».
Tras reivindicar el Madrid de Tierno Galván y Juan Barranco, ha hecho hincapié en que el ciclo político del PP está «agotado» en la Comunidad y en el Ayuntamiento y ha apuntado que a él Madrid le «gusta mucho», pero que le gustaría más si fuera la «capital del bienestar social».
También ha acusado al alcalde de haber «pensado en las infraestructuras, no en las personas»; ha sostenido que no se puede solucionar la situación del Ayuntamiento «poniendo parches» ni «amenazando con ir a los tribunales», y se ha mostrado convencido de que «lo peor está por llegar» en la reunión que hay prevista para diciembre con las empresas de limpieza.
Para Lissavetzky, Ruiz-Gallardón tendría que estar «agradecido» al Gobierno de Zapatero por sus inversiones en Madrid y su plan E, y debería dar cuenta de por qué «misteriosamente» en los presupuestos municipales para 2011 se mantiene la inversión en el Palacio de Cibeles.