La defensa por el Gobierno de la aplicación del Estado de Alarma para contrarrestar la huelga de los controladores, el expediente laboral a 442 trabajadores de este colectivo y la vuelta a la normalidad en los aeropuertos, han marcado el primer día tras la reapertura del espacio aéreo español.
En esta jornada continuaron las críticas políticas y sindicales contra la medida adoptada por el Gobierno, al tiempo que menguaron las colas y las protestas en los aeropuertos españoles, mientras que los afectados se organizaban para reclamar sus derechos.
El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, declaró este a la cadena Cope que la situación generada por el paro de los controladores tenía que ser afrontada con la imposición del Estado de Alarma y concluyó que «quien echa un pulso al Estado, lo pierde».
La respuesta del Gobierno
Añadió que «había que hacerlo» -declarar el Estado de Alarma- porque «no puede ser que periódicamente se eche un pulso al Estado sin que el Estado responda».
El vicepresidente negó que se hubiera obligado a los controladores a trabajar a punta de pistola y comentó que la «irresponsabilidad» y la «tropelía» de los controladores «no les van a salir gratis».
Por su parte, el ministro de Fomento, José Blanco, de quien el PP pedía la dimisión, comparecía para informar del expediente laboral abierto a 442 controladores, quienes se han guiado por la prudencia en sus comentarios al desconocer cómo les puede afectar su nueva situación, ya que están bajo mando militar.
Zapatero tomó las decisiones
Sobre las críticas al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por no ser él quien informara públicamente del estado de alarma, Rubalcaba ha asegurado que el jefe del Ejecutivo ha estado al frente de la nave en todo momento y ha sido quien finalmente ha tomado las decisiones.
También ha negado que Zapatero no haya acudido a la cumbre iberoamericana en Mar de Plata por el conflicto de los controladores, y ha reiterado que la suspensión del viaje fue por la posibilidad de que se reuniera el Eurogrupo ante las turbulencias financieras que salpicaron a España, Portugal y otros países.
Rubalcaba ha reconocido que con el caos aeroportuario el Gobierno ha vivido unas últimas 24 horas que «no desea a nadie», y ha insistido en que la principal preocupación del equipo de Zapatero fue en todo momento solucionar el problema de los ciudadanos que se quedaron «tirados».
Críticas de Fomento
Blanco, que comunicó que ya se habían transportado a 335.000 pasajeros desde la reapertura del espacio aéreo, criticó la «irresponsable» actuación de los controladores, que no puede quedar impune, por lo que deben recibir las sanciones oportunas registradas en la Ley.
Asimismo, el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, demandó del PP que no haga la política «electoralista, partidista y tan cortoplacista» y justificó la actuación «rápida, eficaz y contundente» para «amparar» los intereses de cientos de miles de ciudadanos «tomados como rehenes» y los del país.
El portavoz del Grupo Socialista en la comisión de Fomento del congreso, Rafael Simancas, dijo que el Partido Popular «ha vuelto a equivocarse de bando» en cuanto a la crisis aérea provocada por la huelga salvaje de los controladores.
Simancas aseguró que, con respecto al conflicto aéreo, sólo hay dos bandos, el del Gobierno, la ley y el interés general y, por otro lado, el de los controladores, sus privilegios injustificables y la huelga salvaje, y que el PP se ha puesto al lado de este último.
Simancas respondió así a las declaraciones -en su opinión «inauditas»- del diputado del PP Rafael Hernando, que ha pedido la dimisión del ministro de Fomento, José Blanco, por haber usado a los ciudadanos «como rehenes y víctimas» del «pulso» contra los controladores, «una casta que el Ejecutivo socialista ha consolidado».