Los testimonios contradictorios, en ocasiones difíciles de valorar desde el punto de vista técnico, están marcando el desarrollo del juicio por el presunto asesinato de la niña Mari Luz Cortés, según han puesto de manifiesto hoy abogados de la defensa y la acusación.
En declaraciones a los periodistas, Alberto Revuelta, abogado de la familia Cortés, ha precisado que «habrá de depurar muchas declaraciones», ya que, en muchas de ellas, los testigos han incurrido en contradicciones en relación a lo declarado anteriormente ante las autoridades.
En este sentido, Revuelta ha precisado que para la acusación particular no ha habido hasta el momento ningún testimonio fundamental, sólo «algunos indicios que permiten tomar alguna iniciativa pensando en el informe final».
Con respecto a la declaración de ayer de Isabel García, mujer de Santiago del Valle, en las que inculpó de todo a su cuñada librando a su marido, ha señalado que como cualquier testimonio «hay que tomárselo en serio» pero le parece «una situación penosa desde el punto de vista humano y moral».
Por su parte, Manuel Domínguez, abogado de Rosa del Valle, también se ha referido a esa declaración, recordando lo que ya dijera ayer en la sala al término de la misma que «si hay alguien que haya creído algo debería hacérselo mirar» y ha precisado que se le resultó «poco creíble».
En este sentido, ha explicado que ha pedido al tribunal que deduzca testimonio de particulares de las manifestaciones de ese testigo, que reiteradamente manifestó que comprendía que estaba bajo juramento, y se las remita al fiscal si pudieran ser constitutivas de delito de falso testimonio en juicio.
Un taxista
Un taxista que trabajaba por la zona del barrio de El Torrejón el 13 de enero de 2008, cuando desapareció Mari Luz, ha declarado este jueves que vio cómo, en torno a las 18.00 horas, los acusados Santiago y Rosa del Valle manipulaban un carrito de la compra a la puerta de su casa y ante la mujer de él, Isabel García.
En su declaración en la vista oral por el juicio del ‘caso Mari Luz’, el taxista E.D. ha revelado así algo que hasta el momento no se conocía, ya que si bien en su declaración ante la Policía Nacional, el 22 de mayo de 2008, indicó que había visto a tres personas con un carrito de la compra, aseguró que no podía reconocerlos.
Hoy sin embargo, desde el principio de su declaración ha mantenido que, entre las cosas que de esa tarde le llamaron la atención, una de ellas fue ver a los acusados tratando de meter un carrito de la compra en el maletero de un vehículo. Ha asegurado que vio cómo Rosa del Valle llegó ante su casa con el vehículo, paró y salió su hermano, Santiago, procedente del portal con un carrito.
Trataron de meterlo en el maletero y, en un momento determinado él se alteró, finalmente, tras algún que otro intento, ambos cogieron el carrito y a la fuerza lograron introducirlo en el vehículo.
El testigo ha sido muy cuestionado por las partes y se le ha preguntado en varias ocasiones por qué no había revelado antes el detalle de que se trataba de los acusados y de Isabel García. En este sentido, ha asegurado que aunque en su declaración ante la Policía Nacional no se recoja, él «ya lo había dicho» y ha insistido en que no «se lo está inventando» ni lo hace con la intención de querer ayudar.
El quiosquero
En la sesión de hoy también ha prestado declaración el propietario del quiosco en el que Mari Luz compró chucherías antes de su desaparición, quien ha asegurado que ésta «vino y se fue por el mismo camino» descartando haberla vista cruzar la carretera.
Con respecto a la familia Del Valle ha asegurado que conocía a Rosa, con la que tenía una relación «normal» de cliente y ha dicho que «nunca ha oído en el barrio comentario alguno de que a éste le gustaran las niñas».
Por otra parte, la camarera del bar en el que Santiago del Valle y su esposa se pararon la tarde de la desaparición a comprar una botella de agua ha declarado que «sólo estuvieron allí dos minutos» y que le llamó la atención el estado de nerviosismo de los dos y su aspecto «raro, no parecían normales».
Profesores del Colegio Diocesano
El director y una de las profesoras del Colegio Diocesano, centro en el que cursaba estudios Mari Luz Cortés y donde Santiago del Valle se matriculó en octubre de 2007 en un Ciclo Formativo de Comercio, han confirmado este jueves el comportamiento inapropiado de éste con las alumnas.
En la segunda sesión del juicio por el caso Mari Luz, en el que se juzga a los hermanos Santiago y Rosa del Valle por un presunto delito de asesinato, Rafael Repiso, director del Diocesano, ha declarado que el acusado estuvo en el centro menos de quince días, ya que su comportamiento motivó su expulsión.
El ciclo formativo en el que se matriculó tenía un alumnado mayoritariamente femenino, de entre 16 y 17 años, salvo un joven de esa misma edad y él con 42. Según ha relatado el director, las alumnas le trasladaron que «lo que menos le importaba eran las clases», que sacaba reiteradamente conversaciones de tipo «sexual»; además, se quejaba de que «les ponía notas» e incluso «a algunas las molestaba bastante».
Por su parte, Rocío Camacho, profesora de Informática del ciclo, ha precisado que le llamó la atención de Santiago «las miradas que tenía, que eran fijas, constantes y profundas, y me incomodaban». Ha resaltado además que un día al llegar a clase las niñas estaban «nerviosas» porque el acusado había dibujado en la pizarra el esquema de un burdel y les estaba explicando cómo llegar, las tarifas de estos centros y les sugería que «tuvieran relaciones con mayores de 40 años».
Al serle recriminado su comportamiento replicó que «no había hecho nada malo y que hablar de sexo era algo natural».
Ambos testigos han manifestado que este comportamiento motivó que la comisión escolar lo expulsara del centro y han apuntado que no se recibieron ningún tipo de denuncias por tocamientos, si bien a una de las alumnas «le llegó a insinuar que se sentara» en sus piernas.
El director del centro ha explicado que antes de la matriculación desde la Delegación de Educación se les indicó que Santiago del Valle tenía que ir a firmar a la Policía dos veces al menos por problemas con la Justicia aunque nunca se le precisó la causa de éstos.
Redacción