El presidente andaluz, José Antonio Griñán, se ha mostrado este lunes favorable, «sin ninguna reserva mental», a que se abra un debate sobre el futuro del Estado de las Autonomías, pero sin que arruine la «realidad incuestionable» de que la vertebración autonómica de España «es una historia de éxito».
Griñán ha enfatizado en su discurso conmemorativo del 28 de Febrero, Día de Andalucía, que este debate debe rehuir las «posiciones extremistas» de quienes «defienden el regreso al centralismo y la práctica derogación» del Título Octavo de la Constitución, y de quienes creen que el Estado autonómico «ha de servir para eliminar las transferencias interterritoriales y crear marcos fiscales propios e insolidarios».
Ha recordado Griñán que este lunes se cumplen treinta años de la aprobación por la Asamblea de Parlamentarios andaluces en Córdoba del primer Estatuto de Autonomía andaluz, nacido, ha dicho, «de una alianza sin precedentes entre las fuerzas políticas y la ciudadanía», y aprobado escasos Días después del intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981.
Ha subrayado que, durante estos últimos treinta años, las comunidades autónomas «han democratizado la vida política, han desarrollado los recursos económicos de cada uno de los territorios y han garantizado la cohesión de España».
El presidente andaluz ha pronunciado este discurso en el Teatro de La Maestranza de Sevilla, donde ha presidido la entrega de los galardones de Hijo Adoptivo de Andalucía, que este año han recaído en Alfonso Guerra y en la galerista Juana de Aizpuru.
También se han entregado en este acto las Medallas de Andalucía a otras once personalidades o entidades relevantes para la comunidad autónoma: la psicóloga Carmen de Linares, la Confederación de Peñas Flamencas, el cocinero Dani García, Francisco Juan Martínez Rojas, deán de la catedral de Jaén; Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta y legataria de Juan Ramón Jiménez; el poeta Ginés Liébana, el futbolista Jesús Navas, el humorista gráfico Juan Ballesta, la soprano Mariola Catarero, el neurocirujano Ventura Arjona y la bailaora María Pagés.
Griñán ha sostenido en su discurso que cualquier reforma del Estado de las Autonomías no debe de arruinar «con discusiones tecnocráticas o con propuestas de laboratorio, aisladas de la realidad histórica, un legado político como el del 28 de Febrero».
«Con sus tensiones y complejidades, la España autonómica no solo se ha hecho más equilibrada que la que había resultado de siglos de centralismo, sino más eficiente en lo económico y más equitativa en lo social; el resultado ha sido más España, más cohesión entre nosotros, más oportunidades para nuestras empresas», ha apostillado.
Ha abogado por que esta revisión favorezca una descentralización política en favor de los ayuntamientos y una mayor cooperación entre las administraciones, así como en «garantizar el acceso de todos los españoles» a los servicios básicos».
La crisis económica ha sido el segundo protagonista del discurso del presidente andaluz, quien ha admitido que ha causado «una erosión imparable no solo de la imagen de los políticos sino de la idea misma de la política».
Ha reivindicado el papel de la política para superar la crisis porque, en su opinión, «la desmovilización, el desdén o la indiferencia ciudadana no son la repuesta lógica». «En tanto que administración de la cosa pública, la política jamás deja de existir; lo que sí puede dejar de existir es el sometimiento de la política a la voluntad popular, al imperio de ley y a la indagación judicial, que permiten expulsar de ella a quienes la practican indignamente», ha apostillado.