La tensión interna en ETA subió el lunes un grado más tras la detención de cuatro miembros de la banda en Bilbao y Galdakao. Fuentes abertzales han admitido a Estrella Digital que, por primera vez, aumentan los rumores de que el alto el fuego decretado por ETA se desliza hacia el abismo. Según estas fuentes, la organización terrorista vive un duro forcejeo entre quienes parecen decididos a renunciar a la violencia y los que ven en cualquier operación policial un motivo de peso para llevar este proceso al descalabro total.
Una fuente abertzale ha asegurado a este diario que “sería demencial destruir el proceso de pacificación en marcha”, y señala que una escisión en la banda sería un “desastre de enormes proporciones”. Esta declaración magnifica un hecho que la izquierda abertzale define como la hora de la verdad para el fin de ETA y que el Gobierno, con matices, tampoco descarta.
Sortu, la nueva plataforma política con la que la izquierda abertzale pretende concurrir en la elecciones municipales de mayo, ratificó el martes su oposición “radical” a cualquier acto terrorista “venga de donde venga”, pero eludió pronunciarse sobre la desarticulación de un comando de ETA en Vizcaya. Para el Partido Popular, este silencio “es la prueba de que son ETA y de que no pueden estar en las elecciones del 22 de mayo”. El PSOE lamentó que Sortu no se felicitara públicamente por la detención de los cuatro etarras “ya que era una magnífica oportunidad para fijar su posición de rechazo y repulsa” al terrorismo, una prueba de credibilidad.
A primera hora de hoy, el Abogado General del Estado, Joaquín de Fuentes Bardají, entregaba al Tribunal Supremo su informe sobre Sortu y las conclusiones son negativas. El rechazo explícito a la violencia que aparece en el artículo 3 de los estatutos del nuevo partido abertzale es insuficiente para demostrar que su compromiso con la paz es real, ya que “no se han desvinculado del entramado ETA-Batasuna”, destaca De Fuentes.
Sortu lo niega y considera que la iniciativa para ilegalizar su plataforma responde más a criterios morales que a judiciales. “La sociología de los promotores es muy variada. No se puede negar que hay independentistas procedentes de Batasuna pero también se ha unido gente que jamás ha pertenecido a ese partido”, indican. Una fuentes abertzale señala a Estrella Digital que limitar la legalización de su nuevo partido al posicionamiento que muestren por unas detenciones “es un chantaje”. En su opinión, “jamás se ha exigido a un partido político que muestre su alegría o tristeza tras una acción policial. Estas manifestaciones se realizan de manera espontánea”, afirma.
Ante la más que previsible ilegalización de Sortu, esta misma fuente reitera que la izquierda abertzale seguirá rechazando el uso de la violencia en Euskadi. Sin embargo, advierte: «Esto no ocurrirá en los términos planteados por el Gobierno español y tampoco se lograrán avances con las amenazas legislativas de ilegalización».
Sortu es partidaria de aplicar de inmediato la ‘Doctrina Mitchell’ —una declaración expresa por ambas partes de renunciar a actos de violencia o agresión y acordar que el desarme debe ser verificable por una comisión independiente—. Estas condiciones, que sirvieron para poner los primeros cimientos del acuerdo de paz en Irlanda del Norte, son para la izquierda abertzale también aplicables “al conflicto vasco”. Sin embargo, esta propuesta para desbloquear el extraño y fatigoso proceso de paz en Euskadi no tiene visos de prosperar, al menos, a corto plazo. Porque, como siempre, ha sido redactada mediante un texto ambiguo, sin fechas ni mecanismos específicos. Sin nada.