Todos los radares, tanto los fijos como los móviles distribuidos por la red viaria dependiente del Estado, han detectado, tras reducirse la velocidad máxima a 110 kilómetros por hora, que los conductores corren «algo» menos.
«Todos», ha recalcado Pere Navarro al ser preguntado sobre si los radares móviles, además de los fijos, habían registrado menos denuncias por excesos de velocidad.
Según un informe oficial, con el nuevo límite en vigor, las denuncias de radares fijos -2.082- disminuyeron un 62% con respecto a la media obtenida de las tres semanas anteriores, unas 5.500.
No obstante, Navarro se ha mostrado prudente porque se trata de un plazo de tiempo «muy corto» con lo que no se pueden sacar conclusiones, aunque sí la impresión de que «la gente lo ha entendido y corre menos».
«Lo que hay que hacer es levantar el pie de del acelerador para reducir la factura energética y la gente lo ha entendido», ha incidido el responsable de Tráfico, quien también ha destacado el hecho de que hayan bajado las ventas de las estaciones de servicio de las gasolineras.
Se trata de otro indicador de que los ciudadanos han reducido la velocidad «algo» y que todo continua «funcionando correctamente», según el director de Tráfico, quien considera que hace falta «un tiempo largo» para ver si la reducción de la velocidad tiene efectos sobre la siniestralidad.