1. Cada coche y cada conductor son diferentes. Según el tipo de conducción, tu coche estará expuesto a más o menos desgaste de sus componentes.
En el sistema de frenos, las piezas que sufren más desgaste son las pastillas y los discos de freno y este desgaste depende, además de los kilómetros recorridos, del estilo de conducción de cada persona. Los conductores que suelen exponer al coche a un mayor esfuerzo de frenado (trayectos montañosos, conducción con el coche a plena carga, sobrecalentamiento ocasional del sistema de frenos, etc.) deben revisar los frenos con más frecuencia.
2. No abuses de los frenos y procura utilizar el cambio de marcha. De esta manera podrás evitar que los frenos se calienten y durarán más tiempo en buen estado.
Una de las formas de disminuir la velocidad del vehículo es hacer uso de la caja de cambios. Esta maniobra puede resultar de gran utilidad es descensos prolongados como pueden ser los puertos de montaña.
3. Haz caso a las señales que emite tu coche y aprende a interpretarlas.
Hoy en día la mayoría de los coches cuenta con sistemas de aviso de desgaste de frenos por lo que un piloto en el panel de instrumentos nos advertirá con suficiente antelación. Pero si por ejemplo sientes que el pedal de freno está esponjoso o se va al fondo cuando lo pisas, es posible que haya burbujas de aire en el circuito hidráulico por lo que debes llevar el coche al taller para asegurarte de que todo está correctamente.
4. Si vas conduciendo y al pisar el freno notas que hay una pequeña vibración, deberás cerciorarte de que las pastillas y discos de freno están en buen estado.
En frenadas de alta velocidad, una vibración en el volante puede ser indicio de que alguna pieza del sistema de frenos está en mal estado, de un desequilibrio entre las cuatro ruedas o de que los discos de freno están alabeados. Si pisas el freno y tu coche vibra acude lo antes posible al taller.
5. Si sientes que tienes que pisar el freno demasiado fuerte para frenar, lo más probable es que las pastillas de freno o los discos estén dañados.
En ocasiones es necesario pisar el pedal de freno demasiado fuerte y aún así sentimos que el coche no frena como debería. Las causas de esto pueden ser muy diversas pero es posible que las pastillas de freno de nuestro coche o los discos de freno estén dañados. También es posible que esto suceda por otras causas: grasa o líquido de frenos en las pastillas, poca cantidad de líquido de frenos, etc. El profesional del taller será el que nos indique la causa y el que aporte una solución.
6. Si el pedal de freno se hunde cuando lo pisas, puede haber una fuga en el circuito de frenos o que las pastillas de freno estén excesivamente desgastadas.
Fugas en el circuito de frenos, aire en el sistema, líquido de freno escaso, inadecuado o contaminado o pastillas de freno muy desgastadas, pueden hacer que el pedal de freno se hunda al pisarlo. En este caso será necesario revisar todo el circuito de frenos, cerciorarnos de que el depósito de líquido de frenos está en buenas condiciones y, probablemente, sustituir las pastillas de freno.
7. Un ruido chirriante en los frenos puede ser síntoma de que las pastillas de freno son nuevas pero también son síntoma de alarma en algunos casos.
Cuando acabamos de cambiar las pastillas de freno, sin haber cambiado los discos, podemos escuchar chirridos. Pero hay que estar alerta ya que en muchos casos estos ruidos pueden ser síntoma de que algo no está bien en nuestro sistema de freno: partículas metálicas u óxido en las pastillas, discos de freno en mal estado, pastillas de freno muy desgastadas o de baja calidad… son algunas de las causas que pueden provocar un chirrido desagradable.
8. Estate pendiente de la revisión… si los frenos de tu coche están desgastados la distancia de frenado aumenta considerablemente.
Recuerda que si el sistema de freno de nuestro coche no está en buenas condiciones tenemos un 100% de posibilidades de tener un accidente. El sistema de freno debe revisarse cada vez que el coche pase por el taller para cualquier tarea de mantenimiento: cambio de aceite, filtros,etc. En cualquier caso nunca deberían dejarse pasar más de 20.000 kilómetros sin revisar el sistema de frenos (lo cual no quiere decir que haya que cambiar algún elemento).
La distancia de frenado depende del sistema de freno, del estado de los neumáticos y de los amortiguadores. “En igualdad de condiciones y a una velocidad de 110 km/h, puede llegar a haber diferencias de 10 metros en la distancia de frenado”, asegura Guillermo Herrero, del departamento de I+D de Road House.
9. En el taller procura ser tú quien decide qué frenos quieres que le pongan a tu coche.
Según los resultados de un estudio elaborado por Road House, la práctica totalidad de los conductores españoles asegura que los frenos son lo más importante para su seguridad al volante pero únicamente el 13,4% elige personalmente qué componentes del sistema de frenado utiliza en su vehículo.
Las ayudas electrónicas a la frenada y estabilidad que puede tener un coche sirven de poco si los primeros componentes que actúan, pastillas y discos de freno, no tienen la calidad y la seguridad suficiente. Procura asesorarte y hablar con el profesional para saber qué frenos ponen a tu coche. Así irás más tranquilo y conducirás más relajado desde que sales del taller.
10. Antes de salir del taller asegúrate de que las pastillas de freno que te han puesto están homologadas.
Las cajas de las pastillas de freno deben ir marcadas con el número de homologación ECE R-90 que nos asegura que dichas pastillas cumplen con las normativas establecidas de seguridad. Además, este número tiene que ir también marcado en la superficie de la propia pastilla de freno. Guillermo Herrero, de Road House, afirma que “es necesario exigir a nuestro taller que nos muestre o que nos entregue los embalajes de los recambios que nos han instalado en el vehículo, para así asegurarnos de que nuestro coche lleva unas pastillas que han pasado todos los controles de calidad obligatorios”.