lunes, noviembre 25, 2024
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El dueño del Faisán niega que Ballesteros le diera el móvil desde el que se dio el chivatazo

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El dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, ha negado este martes que el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros, fuera la persona que le entregó el teléfono móvil desde el que se le alertó de una operación policial contra el aparato de extorsión de ETA, el 4 de mayo de 2006, han informado fuentes jurídicas.

«Se lo juro, yo soy católico. Ese no es el hombre que me entregó el teléfono», ha insistido en reiteradas ocasiones Elosua durante su declaración de hora y media como testigo ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que investiga el soplo a ETA.

No obstante, algunas de las fuentes consultadas sostienen que aunque no le ha reconocido, Elosua ha centrado el chivatazo «en sincronía» con el corte del vídeo que grababa el bar Faisán y que coincide con el momento en que Ballesteros se encontraba a la entrada del bar cuando se produjo el soplo, entre las 11.00 y las 11.30 horas del 4 de mayo.

Por ello consideran estas fuentes que su relato concuerda con el presentado en su informe de conclusiones por el equipo investigador, que apunta a Ballesteros como autor del soplo.

Había una persona que no era habitual en el establecimiento

El dueño del Faisán ha indicado además que en ese momento en el bar sólo había una persona «extraña» que no era habitual del establecimiento, porque «no era de Iparralde (sur de Francia) ni hablaba francés», lo que lleva a concluir a las citadas fuentes que era Ballesteros.

También ha prestado declaración como testigo el hijo de Elosua, Joseba Imanol, y en el cuarto de hora que ha durado su comparecencia ha admitido que cuando llegó al bar, entre las 12.00 y las 13.00 horas, poco después de haberse producido el chivatazo, su padre le pidió su móvil para llamar a José Antonio Cau Aldanur, miembro del aparato de extorsión de ETA, y alertarle de la operación policial.

No obstante, tras hacer tres llamadas seguidas no lograron contactar con él y su padre decidió entonces irse en coche a la frontera con Francia para llamarle desde una cabina.

Joseba Elosua ha negado sin embargo que su hijo estuviera ese día en el bar, alegando que si hubiera estado no habría viajado a Francia con su yerno, pero su hijo ha señalado que probablemente su padre no recuerda que estuvo allí porque estaba muy nervioso y ha añadido además que «está mayor y muy confuso».

Al término de la declaración, los abogados de Ballesteros y de otro de los imputados en esta causa, el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, han hecho una declaración pública ante los periodistas a las puertas de la Audiencia Nacional.

«No es quien aparece en El Mundo«

El abogado de Ballesteros, José Luis Vegas, y el de Pamiés, José María Fuster Fabra, han destacado que Elosua «ha dicho con toda claridad» que el considerado hasta ahora como presunto autor material del soplo no fue quien le entregó el teléfono y que aunque no le han mostrado ninguna foto de él, el dueño del bar Faisán ha sostenido que no era la persona cuya imagen ha aparecido en el diario «El Mundo».

«Olvidense. Esa no es la persona», ha insistido Elosua para después añadir que no vestía traje oscuro ni llevaba mochila y perilla.

A este respecto, el abogado de Ballesteros ha indicado que ese vestía ese día vaqueros claros y tiene previsto aportarlos al juez a final de semana.
Por todo ello, ambos letrados tienen previsto solicitar esta semana a Ruz el archivo de la causa en lo que respecta a sus patrocinados y de no acordarse, se plantean, interponer una queja ante el Consejo General del Poder Judicial.

Han anunciado además que presentarán un escrito con una tesis y una infografía alternativa a la que apunta a Ballesteros como autor del chivatazo porque, a su juicio, el equipo investigador, que dirige el policía Carlos Germán, «tiene algo que ver» porque existen conversaciones de estos agentes en el momento del soplo, «algunas de cinco minutos».

Joseba Elosua está procesado por integración en organización terrorista y amenazas en la causa en la que se investiga el aparato de extorsión de ETA, y de la que desglosó el llamado caso Faisán, por lo que hasta este martes nunca había declarado como testigo en relación al soplo y por tanto hasta este momento no había tenido obligación de decir verdad.

En 2006, Elosua compareció como imputado ante el juez Baltasar Garzón, antecesor de Ruz en el Juzgado, y entonces le mostró una serie de fotografías de policías para que tratara de identificar quién le había entregado el móvil, pero no reconoció a nadie.

Fuentes jurídicas han explicado, que en la comparecencia de este martes no estaba previsto mostrar a Elosua ninguna foto porque en esa rueda de reconocimiento no identificó a nadie y porque, según la legislación procesal, una vez publicada la foto de un imputado en un medio de comunicación ya no se puede practicar la prueba de reconocimiento porque ya está contaminado.

El jueves comparecerán como testigos Carlos Germán y los otros cuatro policías que colaboran con él en esta investigación para ratificar su informe de conclusiones en el que señalan que el chivatazo tuvo un móvil «político» dentro del proceso de negociación con ETA.

El dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, ha negado hoy que el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros, fuera la persona que le entregó el teléfono móvil desde el que se le alertó de una operación policial contra el aparato de extorsión de ETA, el 4 de mayo de 2006, han informado fuentes jurídicas.
«Se lo juro, yo soy católico. Ese no es el hombre que me entregó el teléfono», ha insistido en reiteradas ocasiones Elosua durante su declaración de hora y media como testigo ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que investiga el soplo a ETA.
No obstante, algunas de las fuentes consultadas sostienen que aunque no le ha reconocido, Elosua ha centrado el chivatazo «en sincronía» con el corte del vídeo que grababa el bar Faisán y que coincide con el momento en que Ballesteros se encontraba a la entrada del bar cuando se produjo el soplo, entre las 11.00 y las 11.30 horas del 4 de mayo.
Por ello consideran estas fuentes que su relato concuerda con el presentado en su informe de conclusiones por el equipo investigador, que apunta a Ballesteros como autor del soplo.
El dueño del Faisán ha indicado además que en ese momento en el bar sólo había una persona «extraña» que no era habitual del establecimiento, porque «no era de Iparralde (sur de Francia) ni hablaba francés», lo que lleva a concluir a las citadas fuentes que era Ballesteros.
También ha prestado declaración como testigo el hijo de Elosua, Joseba Imanol, y en el cuarto de hora que ha durado su comparecencia ha admitido que cuando llegó al bar, entre las 12.00 y las 13.00 horas, poco después de haberse producido el chivatazo, su padre le pidió su móvil para llamar a José Antonio Cau Aldanur, miembro del aparato de extorsión de ETA, y alertarle de la operación policial.
No obstante, tras hacer tres llamadas seguidas no lograron contactar con él y su padre decidió entonces irse en coche a la frontera con Francia para llamarle desde una cabina.
Joseba Elosua ha negado sin embargo que su hijo estuviera ese día en el bar, alegando que si hubiera estado no habría viajado a Francia con su yerno, pero su hijo ha señalado que probablemente su padre no recuerda que estuvo allí porque estaba muy nervioso y ha añadido además que «está mayor y muy confuso».
Al término de la declaración, los abogados de Ballesteros y de otro de los imputados en esta causa, el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, han hecho una declaración pública ante los periodistas a las puertas de la Audiencia Nacional.
El abogado de Ballesteros, José Luis Vegas, y el de Pamiés, José María Fuster Fabra, han destacado que Elosua «ha dicho con toda claridad» que el considerado hasta ahora como presunto autor material del soplo no fue quien le entregó el teléfono y que aunque no le han mostrado ninguna foto de él, el dueño del bar Faisán ha sostenido que no era la persona cuya imagen ha aparecido en el diario «El Mundo».
«Olvidense. Esa no es la persona», ha insistido Elosua para después añadir que no vestía traje oscuro ni llevaba mochila y perilla.
A este respecto, el abogado de Ballesteros ha indicado que ese vestía ese día vaqueros claros y tiene previsto aportarlos al juez a final de semana.
Por todo ello, ambos letrados tienen previsto solicitar esta semana a Ruz el archivo de la causa en lo que respecta a sus patrocinados y de no acordarse, se plantean, interponer una queja ante el Consejo General del Poder Judicial.
Han anunciado además que presentarán un escrito con una tesis y una infografía alternativa a la que apunta a Ballesteros como autor del chivatazo porque, a su juicio, el equipo investigador, que dirige el policía Carlos Germán, «tiene algo que ver» porque existen conversaciones de estos agentes en el momento del soplo, «algunas de cinco minutos».
Joseba Elosua está procesado por integración en organización terrorista y amenazas en la causa en la que se investiga el aparato de extorsión de ETA, y de la que desglosó el llamado caso Faisán, por lo que hasta hoy nunca había declarado como testigo en relación al soplo y por tanto hasta este momento no había tenido obligación de decir verdad.
En 2006, Elosua compareció como imputado ante el juez Baltasar Garzón, antecesor de Ruz en el Juzgado, y entonces le mostró una serie de fotografías de policías para que tratara de identificar quién le había entregado el móvil, pero no reconoció a nadie.
Fuentes jurídicas han explicado, que en la comparecencia de hoy no estaba previsto mostrar a Elosua ninguna foto porque en esa rueda de reconocimiento no identificó a nadie y porque, según la legislación procesal, una vez publicada la foto de un imputado en un medio de comunicación ya no se puede practicar la prueba de reconocimiento porque ya está contaminado.
El jueves comparecerán como testigos Carlos Germán y los otros cuatro policías que colaboran con él en esta investigación para ratificar su informe de conclusiones en el que señalan que el chivatazo tuvo un móvil «político» dentro del proceso de negociación con ETA.

Redacción

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