«¡Es lamentable lo que estamos haciendo, cuando lo veamos en las cámaras de televisión nos avergonzaremos de lo que estamos haciendo!».
Son palabras del presidente del Senado, Javier Rojo, pronunciadas de forma severa ante el hemiciclo de la Cámara, en la reprimenda que ha dirigido este martes a los senadores para tratar de apaciguar los ánimos ante la bronca que se ha organizado en el pleno control al Gobierno.
Gritos, protestas, acusaciones mutuas de «¡mentiroso!, ¡mentiroso!» entre socialistas y populares han generado una trifulca de tal dimensión que ha obligado a Rojo a emplearse a fondo.
Una vez más, el motivo del alboroto han sido las preguntas que el PP ha dirigido al vicepresidente tercero y expresidente andaluz, Manuel Chaves, para reprocharle el supuesto comportamiento irregular de su hijo en el caso de los Eres fraudulentos de la Junta de Andalucía.
Entre gritos, voces y continuas interrupciones, sobre todo desde los escaños socialistas, ha logrado el ministro de Administración Territorial responder primeramente al senador Rafael Salas, quien le ha instado a dimitir y le ha mostrado una «manita» para exhibir los cinco millones de parados que según él hay en España.
Le ha seguido Sebastián Pérez, también con la misma idea de invitar a Chaves a dejar el Gobierno, pero la tensión ha ido aumentado especialmente cuando ha referido las «suculentas comisiones» surgidas de reuniones con el hijo del vicepresidente.
Chaves le ha respondido que lo que había dicho de su familia era «una infamia, una calumnia y una difamación», ha defendido a sus hijos y ha emplazado al PP a acudir a los tribunales.
Pero la bronca ha llegado a un grado formidable justo después, cuando ha sacado a relucir el «caso Gürtel» y ha preguntado al tendido de enfrente qué sabía el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, de las ramificaciones de esta trama corrupta en Andalucía.
Y la cuestión que ha colmado el vaso: «¿Qué código de conducta tiene el señor Camps que amenaza con la censura a los medios de comunicación que informan sobre la corrupción del PP en esa Comunidad Autónoma?», ha preguntado en medio del alboroto.
«¡Eso es mentira!», ha gritado un senador del grupo popular. Los del PSOE le han contestado, algunos incluso poniéndose de pie y señalando con el dedo a la bancada de enfrente, en un algarabía tal que hacía imposible que prosiguiera el curso normal de la sesión.
Así que las imputaciones de «¡mentiroso!», los gritos y las voces de «¡fuera, fuera!» lanzadas desde ambos bandos se han superpuesto a los intentos del presidente Javier Rojo por calmar a unos y otros, pidiéndoles silencio reiteradamente.
Chaves ha solicitado a los senadores del PP que no se pusieran nerviosos, lo que ha exasperado más sus ánimos, mientras los socialistas seguían gritando.
Rojo ha perdido ahí la paciencia y, muy serio y enfadado, ha conseguido decirles que le parecía «lamentable» lo que estaba ocurriendo esta tarde en la sesión de control del Senado.
«Esto no conduce absolutamente a nada y dice muy poco de la institución y muy poco de nosotros», ha proseguido, para insistir en que a él le parecía «lamentable» y anticipar que cuando se vieran en televisión todos ellos se avergonzarían de su comportamiento.
Todavía ha tenido que pedir silencio dos veces más antes de dar paso a Chaves, que ha conseguido terminar su contestación, mientras los senadores de uno y otro color político se quedaban, para toda la tarde, con la regañina de su presidente.
Redacción