Los trabajos arqueológicos desarrollados durante la rehabilitación de un edificio privado en el casco histórico de Toledo han sacado a la luz la que, posiblemente, sea la estructura hidráulica de la época romana mejor conservada de la ciudad y la que se ha encontrado a mayor altura. El hallazgo es consecuencia de los estudios del equipo de arqueólogos toledanos formado por Julián García, Javier Peces y Samuel Rodríguez, quienes, durante una entrevista con Efe, señalaron la importancia de este descubrimiento para componer el puzzle de la ciudad.
El edificio, que tras diez años cerrado volverá a ser un hostal para albergar turistas, está situado en la plaza de San Agustín, a escasos metros de la céntrica plaza de Zocodover.
Los arqueólogos presuponían la existencia de restos romanos en esta zona, sin embargo, se han sorprendido de que hayan aparecido en la primera planta del edificio, algo nada habitual, y de que se encuentren en un excelente estado. En concreto, se trata de una cisterna romana, empleada para el almacenamiento de agua, y varios muros que vislumbran la existencia de un edificio de mayor envergadura que albergaría este sistema hidráulico. El descubrimiento permite afirmar que, en época romana, la zona de la plaza de San Agustín alojaba un sistema hidráulico para el almacenamiento y distribución de agua que llegaba desde el Alcázar de Toledo hasta los diferentes barrios de la ciudad.
Las primeras pistas de este descubrimiento se encontraron en el sótano del edificio, donde se halló un muro romano lo que, según afirma Rodríguez, les hizo «cambiar la óptica» de su trabajo. Posterioremente, descubrieron entre la planta baja y la primera una cisterna romana abovedada y la continuación del muro apoyado en la roca que, según han podido saber los arqueólogos, ha marcado «la delimitación de la casa desde la época medieval hasta nuestros días». «Lo interesante es que normalmente en Toledo estamos habituados a encontrar la estructura hidráulica en la planta sótano, además, algo también importante es que el revestimiento de la cisterna tiene una calidad excepcional», afirma García, quién destaca la perfección en ingeniería del pueblo romano.
Los estudios arqueológicos han permitido también descubrir un aljibe, destinado al almacenamiento de agua, de 1571 y que estaba oculto.
El dueño del inmueble prevé integrar todos estos descubrimientos en el edificio con el fin de que los clientes del hostal puedan disfrutar de los mismos. Esta actitud positiva hacia la incorporación de los elementos arqueológicos ha cambiado en los últimos años, según explica el arqueólogo Peces, pues «antes los dueños y promotores pensaban que los hallazgos eran un problema».
Los datos recogidos por este equipo de arqueólogos serán incluidos en un informe que servirá para aumentar los conocimientos sobre la forma de vida del pueblo romano en la ciudad de Toledo.
Estrella Digital/EFE