A las 22.00 horas de este miércoles, la Puerta del Sol parecía un campo de batalla. A un lado, 200 policías y más de una treintena de furgones blindados en representación del Gobierno y en defensa -según apuntan todo los rumores- de la seguridad del Papa. Al otro lado, en las calles aledañas y de acceso a la céntrica plaza madrileña, cerca de un millar de ‘indignados’ reclamando nuevamente un cambio real del sistema. Unos equipados con cascos y armas. Los otros con sus palabras y reivindicaciones. “Esto sí que es una acampada ilegal y no la voz del pueblo” coreaban los manifestantes que se hallaban en la calle Arenal.
Como si de una película épica se tratara, todo parecía preparado para el gran asalto final. Figuración, luces y acción. Los policías dispuestos con sus cascos, escudos protectores y pistolas. Los ‘indignados’ con sus pancartas y manos en alto desafiando a la autoridad con proclamas como “que no, que no tenemos miedo”, que parece haber sustituido a aquel ya mítico cántico de “que no, que no nos representan”.
A las 22.30 horas, el nerviosismo comenzaba a apoderarse de los allí presentes. Gritos y silbidos alarmaban a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Al principio procedentes de la Calle Preciados, más tarde procedentes de la Calle del Carmen. Dispuestos con todo tipo de protección -como si al otro lado se encontraran terribles terroristas- corrían de un sitio para otro. Según informa Europa Press, los policías cuentan con la orden de no emplear medios antidisturbios ni pelotas de goma, así como evitar detenciones. No obstante, lo que Estrella Digital ha podido constatar es que el simple ruido de un globo acentuaba la predisposición al ataque y desataba los nervios de unos agentes que parecían no tener muy claro qué hacer salvo bloquear el paso.
Al principio de la noche, la información que fluía en la Puerta del Sol era confusa. A los periodistas nos llegaban rumores de enfrentamientos entre los propios ‘indignados’ y cargas policiales en las inmediaciones al Congreso. No obstante, este diario no ha podido confirmar dichas informaciones. Las protestas se han alargado hasta bien entrada la madrugada. Después de varias horas intentando acceder a la Puerta del Sol, los ‘indignados’ decidieron reunirse en asamablea en Callao y organizar así sus próximas acciones. Lo decidido finalmente fue volver a cencentrarse este jueves a las 12.00 horas en la Plaza de Oriente e intentar de nuevo marchar en dirección a Sol. El objetivo ya no será recuperar Sol a toda costa, sino «continuar en las calles».
Tal y como informa a estas horas TVE, la Puerta del Sol amanece controlada por un fuerte dispositivo policial. Los accesos al metro se han abierto, pero la sensación de calma tensa vuelve a reinar en el centro de la capital.
El 15M escribe el siguiente capítulo
Desde el 12 de junio, día en el que se decidió por asamblea levantar el campamento de Sol, hasta hoy, el carácter combativo y reivindicativo de los ‘indignados’ no ha cesado. Primero fueron las largas y pacíficas sentadas en las inmediaciones al Congreso de los Diputados para reclamar la atención de los políticos. A continuación llegó el 19J, masiva manifestación internacional en la que se protestaba contra el Pacto del Euro. Y más tarde llegaron las marchas de ‘indignados’ procedentes de diferentes puntos de España y que confluyeron en Madrid con un destino común: Bruselas y la Comisión Europea. Mientras, un punto de información permanente permanecía en Sol a la espera de futuros acontecimientos.
Dichos acontecimientos se produjeron esta misma semana, cuando sin previo aviso el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Interior ordenaron el desalojo forzoso de los acampados en la Puerta del Sol y el Paseo del Prado. ¿Los motivos de este ataque repentino? Nadie lo ha confirmado aún, pero todo parece indicar que se debe a la visita del Papa Benedicto XVI a la capital entre los días 15 y 21 de agosto.
En la mañana del pasado martes, el último reducto que quedaba del 15M en Sol, el famoso punto de información, fue desalojado por más de 300 policías. Este hecho desató la ira de los ‘indignados’ que no han dudado en salir a la calle para protestar por lo que consideran un abuso de poder. La primera de la marchas se produjo este martes. El destino era Sol, pero el bloqueo de la policía impidió a los manifestantes acceder a la céntrica plaza, lo que les obligó a acabar en la Plaza Mayor. Algunos desafiaron al Gobierno quedándose a dormir. Sin embargo, en la mañana de este miércoles volvieron a ser desalojados. La respuesta no podía ser otra: nueva jornada de protestas.
Esta nueva jornada comenzaba a las 18.00 horas en la Plaza de Jacinto Benavente. Una asamblea en la que participaron unos 200 indignados ha sido el germen de la protesta. El resultado: nueva marcha en pro de la reconquista de Sol. A las 20.00 ha salido de Atocha. Tras llegar a la plaza de Neptuno, se ha desviado hacia la Carrera de San Jerónimo para protestar ante el Congreso de los Diputados, aunque la Policía les ha cortado el paso. La marcha ha continuado hacia la plaza de Cibeles. Tras pasar por delante de la sede del Banco de España ha subido por la calle Alcalá y ha entrado en la Gran Vía. Destino Sol, aunque se han tenido que conformar con ver la plaza de lejos. Por detrás de un doble cordón policial dispuesto en la Calle Preciados para impedir la entrada.
En dicha asamblea, los ‘indignados’ también decidieron no forzar la entrada en la Puerta del Sol, emblema del Movimiento, y no usar la violencia, aunque sí querían hacer ver que la Policía veta derechos fundamentales.
Sol, sitiado por la Policía
“¿Se ha declarado el Estado de Sitio y no nos hemos enterado?”, preguntaba un ciudadano a un Policía cuando éste le impedía en la tarde de este miércoles el acceso a la plaza de la Puerta del Sol. A media tarde y como si de un fortín se tratara, más de 200 policías sitiaban la céntrica plaza. Sólo los periodistas contábamos con acceso autorizado, aunque con ciertas reticencias por parte de muchos de los agentes que allí se encontraban.
A las 20.00 horas ya se podía contemplar una imagen insólita: el corazón de Madrid vacío. Vacío de cuerpos, pero no de voces, puesto que cientos de ‘indignados’ y curiosos se han agolpado en las vallas de protección y en vista de los acontecimientos han coreado al unísono cánticos como: “Menos crucifijo y más trabajo fijo”, “si están indignado, pita, pita, pita” y “ya no son maderos, ahora son corderos”.
Elsa Sardina Vejo