Cientos de peregrinos acampan en torno a la glorieta de Cibeles, en Madrid, buscando el cobijo de arboles y marquesinas y muchos mas siguen llegando para tomar posiciones en espera de que el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, dé el pistoletazo de salida a la jornada mundial de la juventud (JMJ), que arrancará a las 20,00 horas de la tarde de este martes con la celebración de una Misa frente al Palacio de Correos.
En riadas, ataviados con camisetas de colores, banderas y estandartes de países de todo el mundo, los jóvenes peregrinos portan en muchos casos guitarras, tambores e instrumentos musicales varios para animar a sus compatriotas.
En grupos de hasta cien personas, recorren los aledaños de Cibeles buscando la sombra o, como la alemana Anne, para «sentir el ambiente». «Es genial saber que toda esta gente está aquí por la misma razón», ha señalado esta joven de 23 años que viaja acompañada de otros 40 fieles de su parroquia, en la ciudad de Colonia (Alemania), que ya albergó en 2005 el mismo evento.
Aunque la megafonía instalada alrededor de la fuente no ha cesado de reproducir música, hay peregrinos que prefieren sus propias canciones. Un grupo de 54 jóvenes de una diócesis de Guatemala se concentran desde las 15.00 horas frente al Banco de España para preparar «porras» o actividades de juego y canto con los que «animar al personal» cuando la plaza empiece a llenarse.
«Preparamos porras dinámicas para animar a la gente, que luego corea los cánticos y se divierte», señala Miguel, de 26 años y miembro de este grupo, que confiesa estar «entusiasmado» con la JMJ. «Es una experiencia única para compartir con personas de todo el mundo la fe desde distintos puntos de vista», ha apuntado.
A unos 200 metros de ellos, en el cruce de Alcalá con Gran Vía, los profesionales del Samur observan pasar la multitud. Hasta primera hora de la tarde se habían atendido un par de esguinces y un mareo, aunque una de las voluntarias reconoce que esperan multiplicar las asistencias según vayan pasando las horas, sobre todo porque en esta zona de Madrid los termómetros rondan los 36 grados.
Para combatirlo, «agua y más agua» dice una religiosa coreana que ha viajado a Madrid con 85 fieles de su parroquia que, al igual que el resto de visitantes, no pierden la oportunidad de retratarse junto a los edificios mas emblematicos de esta zona de Madrid.
Ellos, como otros cientos de peregrinos, han accedido a cibeles caminando desde la estación de Metro de Sevilla, ante el anuncio de que la boca de metro mas cercana, Banco de españa, cerraría sus puertas a las 16.00 horas. Las líneas de camino al centro están abarrotadas y el tráfico rodado está cortado.
Estrella Digital/EP