Está claro que la llegada del Papa a Madrid no apasiona por igual a todos los españoles. Las asociaciones Europa Laica, ateos y librepensadores de Madrid (Amal) y Redes Cristianas, en completo desacuerdo con la ayuda institucional prestada a la Jornada Mundial de la Juventud, decidieron hace unos meses convocar una marcha paralela a los actos religiosos organizados con motivo de la llegada a la capital española del Pontífice el 18 de agosto. La protesta, encabezada por la pancarta bajo el lema ‘De mis impuestos, al Papa cero’, ha sido apoyada por más de un centenar de organizaciones.
La marcha realizará un recorrido circular que comenzará y terminará en la plaza Tirso de Molina y pasará por la Puerta del Sol, parada que previamente había sido prohibida. Según ha informado la organización, la manifestación laica partirá a las 19.30 de Tirso de Molina, avanzará por la calle Doctor Cortezo hasta la Plaza Jacinto Benavente, allí tomará la calle Carretas y llegará a Sol. A continuación subirá por la calle Alcalá hasta llegar a Sevilla y finalmente transitará la calle de la Cruz para desembocar de nuevo en la Plaza Tirso de Molina, donde los convocantes leerán su manifiesto.
El camino hasta su aprobación tampoco ha sido sencillo. Después de varios encuentros tensos con la delegación del Gobierno de Madrid, los organizadores consiguieron que la marcha fuera aprobada. Al principio con reticencias sobre su celebración y más tarde con su recorrido. El itinerario presentado en un primer momento por los convocantes -que incluía Sol- no convencía al Gobierno, quien propuso trasladar la marcha a Lavapiés. Esta propuesta fue calificada por los organizadores como un «ninguneo». «No queremos hacer un pulso al Gobierno, pero tampoco aceptaremos un recorrido sin visibilidad y peligroso», afirmó Luis Vega, de la Asociación de Ateos y Librepensadores de Madrid (Amal).
Sobre este cambio de recorrido respondió este martes la delegada del Gobierno en Madrid, María Dolores Carrión, quien explicó que en un primer momento los convocantes solicitaron una manifestación pensada para 500 personas que terminaba en Sol y que por ello el Gobierno propuso un recorrido alternativo. No obstante, ha reconocido que esta ruta «se quedó pequeña» ya que el número de personas previstas que la secundarán ha aumentado a 5.000. «Entonces se celebraron unas reuniones, se llevó a un acuerdo y hay un itinerario que va en seguridad tanto para los que ejercen su derecho a manifestarse, como para los de la JMJ como para el resto de los ciudadanos», añadió.
Por su parte, el director ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud, Yago de la Cierva, asegura no estar «en absoluto preocupado» por la manifestación laica. El responsable de la organización cree que los organizadores son gente «intolerante» que no tendría «visibilidad» si no fuera por la visita del Papa. «Por supuesto, haz una manifestación, pero en un sitio en el que no entres al choque; manifiéstate pero no dentro de la fiesta de otro. Hazla antes, hazla después, hazla fuera», planteaba en una entrevista con Efe a cinco días del encuentro de Benedicto XVI con casi un millón y medio de jóvenes de todo el mundo.
Manifiesto
A los organizadores no les importan las críticas. Sólo quieren ejercer su derecho a manifestarse contra un acto que consideran discriminatorio y abusivo. En su manifiesto los firmantes rechazan que en un Estado democrático se «mezclen» las instituciones que representan a todos los ciudadanos «con eventos que sólo conciernen a una parte». Consideran que la JMJ, «independientemente de su dimensión, es un acto que no deja de tener carácter privado».
«A ello hay que añadir otros muchos más que están dispuestos a aportar tanto Gobierno central como Ayuntamiento y Comunidad de Madrid sufragando otros gastos con la cesión gratuita de numerosos servicios públicos -personal funcionario, visados, transportes, fuerzas de seguridad, utilización de espacios públicos como polideportivos, colegios e institutos-«, critican los convocantes.
No obstante, el director financiero de la JMJ, Fernando Giménez Barriocanal, ha asegurado a varias agencias que la Jornada de Madrid no costará «ni un euro» al contribuyente español al tiempo que supondrá una inyección de al menos cien millones de euros para España.
En este sentido, explicó que «ni uno de los euros» que se utilicen para financiar el coste de la JMJ -que este martes se ha estimado entre 55 y 62 millones de euros- provendrá de las arcas públicas y que el 30 por ciento será financiado por las empresas colaboradoras, «que han contribuido con unos 15 millones de euros» y un 70 por ciento por los peregrinos.
Elsa Sardina Vejo