Joseph Ratzinger nació en Baviera, en 1927, en el seno de una familia tradicional. Influenciado por un padre católico, decidió a una temprana edad que quería ocupar el cargo de cardenal.
A los 14 años, entró en las Juventudes Hitlerianas, que en 1939 era de afiliación obligatoria. Cuando cumplió 16, hizo un paro en sus estudios, ya que fue llamado a filas al estallar la Segunda Guerra Mundial. Le asignaron una unidad antiaérea situada en Múnich, y desertó en los últimos días de la guerra.
En 1951 fue ordenado sacerdote, junto a su hermano George. Se dedicó después a la teología y fue profesor de la Universidad de Bonn. Fue ordenado arzobispo de Munich en 1977, y poco después fue nombrado cardenal. Sería en ese mismo año cuando Ratzinger se encontraría por primera vez con Karol Wojtyla, aunque ya habían mantenido correspondencia durante cierto tiempo.
Por su trabajo en el campo de la teología y sus ideas ultraconservadoras, es reconocido como el ‘ejecutor del Papa’. Juan Pablo II, se refería a él como su «amigo de confianza». Pero debido a su caracter, algunos medios le han apodado ‘el rottweiler de Dios’. Fue precisamente Ratzinger el elegido para presidir la misa durante el funeral de su antecesor.
En 2005 fue elegido como sucesor en el segundo día del Cónclave, y algunos analistas previeron que como Pontífice, daría al Vaticano una posición clara y radical. Y así fue, durante su primer año defendió el catolicismo con temas tan controvertidos como el control de la natalidad, la homosexualidad y el diálogo con otras religiones.
Ante una audiencia de 15000 personas, dijo que había elegido su nombre como Papa debido a Benedicto XV, quien guió a la Iglesia en el contexto de la Primera Guerra Mundial.
Amante de la música, toca el piano y su compositor favorito es Mozart. Habla seis idiomas -alemán, latín, español, francés, italiano e inglés- y puede leer hebreo y griego antiguo. Fue incluido en abril de 2005 en la lista de las 100 personas más influentes.