Gritos, nervios y sobre todo mucha ilusión. Todo eso se respira este jueves en las calles más emblemáticas de Madrid. Canciones al ritmo de ‘Cristo te ama’ amenizan la espera de los peregrinos que llevan días soñando con este momento.
Todos los bares de la capital han salido a las calles para ‘hacer caja’. Discotecas, cafeterías y hasta vendedores ambulantes refrescan al millón de jóvenes venidos de todas partes que ocupan Madrid. Pese al calor, los ánimos no decaen y todos los asistentes se agolpan en las calles para ver por tan solo un momento al Santo Padre.
Para ayudar a los cientos de miles de peregrinos que llegaron a principios de semana a la capital, los voluntarios llevan meses trabajando en la JMJ y esperando, con las mismas ganas que los peregrinos, la llegada de Benedicto XVI. Y hacen este trabajo porque, tal y como ha explicado uno de ellos a Estrella Digital, «lo que se consigue con la venida del Papa es reunir a mucha gente con unos valores muy sólidos que les hacen crecer como persona y les aportan unos valores espirituales que no los encuentras en ningún sitio. Por tanto, si crees en eso y crees que tienes tiempo y lo quieres aportar, decides ser voluntario».
«Se me han puesto los pelos de punta»
Y mientras los voluntarios organizaban la JMJ, los peregrinos preparaban su viaje. Algunos llevan desde enero con la mente puesta en vivir algo que sólo ha durado unos segundos, el tiempo que ha tardado el Papa en pasar por delante de ellos. Es el caso de Thorsten Arens, un alemán de 31 años que trabaja en un hospital católico en su país y ha venido con 15 compañeros. Estrella Digital ha hablado con él minutos después del paso de Benedicto XVI por la calle Serrano: «Ha sido increíble y se me han puesto los pelos de punta». Thorsten entiende que no todo el mundo sienta esto pero cree que «deben aceptarlo».
Algo similar siente Patricia, una treintañera de Madrid que se ha acercado hasta la Castellana para ver pasar al Papa porque, según ha dicho ella misma, «busca la esperanza». Además, quería vivir de cerca la JMJ para la que «no tiene palabras» y por la que no entiende que haya tantas críticas, ya que «Madrid también se colapsa con el orgullo gay y el fútbol. Además, hay borrachos que crean problemas, algo que aquí no pasa».
Tras el recorrido del Papamóvil por las calles de Madrid entre gritos y carreras de jóvenes que no querían perderse ninguno de sus pasos, el momento álgido de la tarde ha llegado alrededor de las 20.00 horas, cuando Benedicto XVI se ha dirigido a los jóvenes para dar el pistoletazo de salida oficial a la Jornada Mundial de la Juventud 2011.
Rocío Jiménez/Helena Burgos