«Nuestras diferencias son claras, pero siempre te he visto como un gran español y un patriota de bien», dice el presidente del Congreso, José Bono, al senador del PP Manuel Fraga, en una carta de agradecimiento personal y reconocimiento político con motivo del anuncio de su retirada de la vida política.
En la misiva, fechada el pasado 7 de septiembre, el socialista Bono apunta al veterano político del PP: «sería mezquino hurtarte el reconocimiento que merece el trabajo que has hecho a favor de la convivencia y de la construcción de una España en la que quepamos todos, sin sectarismos ni exclusiones».
Y le da las gracias por haber colaborado «a que llegase la democracia» a España y también por haber trabajado «para que los extremismo se encauzaran en medida muy relevante».
José Bono confiesa al senador del PP por Galicia, de 89 años, que tiene «sentimientos de gratitud y cariño hacia él», y ello «por lo mucho» que en su larga vida ha dado «a España», así como por su «generosidad personal» y las muestras de aprecio que le ha dedicado personalmente.
Admite el presidente de las Cortes que en España «no se lleva demasiado hablar bien del adversario, y más en política», una limitación que en su opinión «nos empequeñece». Por ello considera ahora, cuando Fraga ha anunciado su retirada de la vida política, «el momento oportuno para no escatimar los merecidos elogios» a quienes como él, remarca, «los merecen».
Reprueba José Bono a «quienes se pasan el día buscando diferencias para asentar discursos de contradicción y de polémica», y considera en su carta a Fraga «más provechoso encontrar y exhibir lo que los une». En este sentido hace notar al senador que, pese a sus diferencias ideológicas, siempre lo ha visto como «un gran español y un patriota de bien».
Bono se refiere a quienes le critican por afirmar que «fuera de la política hay mucha vida» antes de reconocer que Fraga ha entregado «una parte muy importante» de la suya al «menester político» y desearle que goce de buena salud junto a sus hijos y familiares.
Refiere textualmente el aprecio que Manuel Fraga se ha ido ganando «a pulso» a lo largo de su «fecunda trayectoria política» y concluye explicando que también se lo pide a Dios, «al mismo que ambos reconocemos como camino y vida».