Lo último que podría esperarse del director de informativos de una cadena pública de televisión que, supuestamente, debe ser plural e independiente y velar por esos valores, es que escriba columnas de opinión política en un diario. Es lo que ocurre con Agustín de Grado. El responsable de los noticiarios de Telemadrid pone su pluma periódicamente en La Razón con títulos tan sugerentes como “Regreso al pasado”, “Víctimas, ahora el enjuague” o “Rubalcabin Hood”. Ni que decir tiene que, en su contenido, todo son loas al PP y críticas al PSOE. Este último artículo lo inicia diciendo que “Intenta Rubalcaba engañar a los españoles con un debate dirigido a las vísceras. Obtendrá, dice, 1.000 millones de los ricos con el impuesto que su Gobierno retiró para proteger a las clases medias y destinará la recaudación a crear empleo juvenil”. Y lo termina de la siguiente manera: “España tiene un problema de gasto, no de ingresos. Lo tenía incluso cuando la recaudación fiscal colmaba las arcas públicas en época de bonanza económica. También entonces los gastos superaban a los ingresos y acudíamos a la deuda para financiar nuestro dispendio bajo la coartada de garantizar el denominado Estado del Bienestar. La solución no pasa ahora por más impuestos. Necesitamos menos gastos”.
Tiene guasa que quien escribe esto se esté beneficiando del saqueo que sufre Telemadrid y justifique el despilfarro y derroche de Esperanza Aguirre en la Comunidad. Aquí falla tanto la ética como la estética.
Nunca antes había sucedido en Telemadrid
Aunque no está regulado que los directores de informativos puedan colaborar con otros medios, jamás en la historia de Telemadrid había ocurrido algo semejante. Por decoro nadie se planteaba hacerlo y si había alguna propuesta en ese sentido, simplemente se decía no. En este caso es en La Razón, daría lo mismo si fuera en El País, de lo que se trata es que De Grado vierte una serie de opiniones políticas y personales que no tendrían mayor trascendencia si fuera un columnista profesional y se dedicara a ello en exclusividad. El caso es que no es así, y lo peor de todo es que esas ideas particulares que plasma en el papel las ejecuta en la gestión y puesta en antena de los informativos de la cadena pública. En lugar de velar por los intereses generales de todos los madrileños apuesta por dirigirse exclusivamente a los votantes de un solo partido. El nivel de “pornografía” informativa es tal que hasta los más convencidos han huido de la cadena dejando a la autonómica en unas cuotas de audiencia marginales.
Por cierto, es de suponer que esas colaboraciones en La Razón, diario del que fue subdirector hasta que Esperanza Aguirre le llevó a Telemadrid, las hará de manera altruista pues no parece que pueda ser por necesidad habida cuenta de que, como publicó SOSTelemadrid, en 2009 cobró 128.900.
Mañana, «El declive de Madrid Directo»
Redacción Estrella Digital