Investigadores de la University of Oslo y del Registro de Cáncer de Noruega han comprobado, observando los cambios de la supervivencia en cáncer de los últimos 40 años, que han aumentado las diferencias entre la mortalidad por esta enfermedad de los hombres casados y la de aquellos que nunca habían contraído matrimonio. El nuevo estudio se publica en la revista especializada BMC Public Health.
Se sabe que los hombres solteros son, en general, más propensos a morir que los casados y existen algunos síntomas de que esta diferencia, de hecho, se está haciendo cada vez más clara.
El equipo de Hakon Kravdal, de la University of Oslo, y Astri Syse, del Registro de Cáncer de Noruega, analizaron los datos de supervivencia de los pacientes diagnosticados de cáncer entre 1970 y 2007 y los compararon estos datos con su estado civil: casado, que no se ha casado, divorciado, separado o viudo.
Los resultados demostraron que los que nunca se habían casado presentaban un mayor riesgo de morir, sin tener en cuenta la edad, el nivel educativo, el lugar donde apareció el tumor, el tiempo desde el diagnóstico o la etapa del cáncer. Además, durante los 40 años del estudio, el efecto de nunca haber contraído matrimonio en la mortalidad aumentó del 18 al 35 por ciento para los hombres y del 17 hasta el 22 por ciento para las mujeres.
Para Astri Syse, «las diferencias de supervivencia entre los solteros y los casados con cáncer podrían explicarse por su mejor salud general en el momento del diagnóstico o su mejor adherencia a los regímenes de tratamiento y su seguimiento».
Según Hakon Kravdal, «un problema que existe con este tipo de estudios es que las personas que viven con otros están diseminados entre los grupos de casados, divorciados, separados o viudos». «En consecuencia –dice–, suponiendo que las personas que convivan con otros tengan los mismos beneficios que los casados, las diferencias reales entre parejas y solteros podrían ser incluso mucho mayores».
Estrella Digital/EP