El presidente del PSE, Jesús Eguiguren, ha admitido esta noche haber sido «injusto» con el lehendakari, Patxi López, al acusarle de no haberse «achicharrado» para conseguir la paz en el País Vasco y ha reconocido que el presidente vasco «está haciendo todo lo que puede» para acabar con ETA.
Durante una entrevista en el programa Plato 2.0 de ETB-2, Eguiguren se ha mostrado arrepentido de estas acusaciones y ha asegurado «estar enfadado consigo mismo» por ello. «He sido injusto con el lehendakari y eso le duele mucho», ha dicho, según recoge la página web de la EiTB.
En este mismo sentido, el presidente del PSE ha admitido que el lehendakari «está haciendo todo lo que puede» para lograr el fin definitivo de ETA.
Sobre la posibilidad de que esto sea una realidad, Eguiguren ha indicado que el comunicado en el que ETA anuncie un cese definitivo de la violencia «está cerca» pero ha advertido que, aunque «estamos ante el final», no será «una cosa de un día para otro, por lo que no hay que obsesionarse».
En esta línea, ha subrayado que con la Conferencia de paz del pasado lunes en San Sebastián «posiblemente estemos atravesando la línea definitiva del no retroceso, lo digo como una intuición».
Las declaraciones de Eguiguren el miércoles provocaron cierto malestar en el seno del Gobierno vasco y del Partido Socialista. El propio lehendakari respondía desde Estados Unidos a las palabras de su compañero de filas, asegurando que «nos hemos achicharrado siempre» por lograr el fin de ETA y que había sido su «obsesión desde el primer momento». Además, dejaba clara su postura: «Traer la paz no puede ser un esfuerzo que se hace para lograr votos o respaldo electoral», dijo.
Desde Madrid, López recibió el respaldo directo del ex presidente del Gobierno Felipe González, que afirmó que «de ninguna manera» el lehendakari «debía acudir a la Conferencia».
También el candidato socialista a las generales del próximo 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, opinaba sobre el cruce de declaraciones. Sobre las declaraciones de Eguiguren, Rubalcaba aseguró que se enmarcan en una «voluntad decidida de acabar con la violencia», aunque en un intento por desmarcarse de su opinión, dejó claro que la respetaba porque el PSOE «no es un secta».