La abogada Mª Dolores M.P., acusada de instigar el crimen de su ex marido a manos de un sicario en marzo de 2007, manifestó meses después del asesinato que se le atribuye en una conversación telefónica que le daba igual que su ex compañero sentimental se «pudriera bajo tierra» y se lo comieran «las víboras» al no cumplir sus obligaciones como padre.
La Audiencia Provincial de Madrid ha comenzado la vista contra la letrada con el interrogatorio del fiscal y la audición de varias conversaciones que traslucen la animadversión de la procesada hacia su ex pareja, de la que se separó en diciembre de 2001. En ese momento, comenzó una batalla por la custodia de la menor, que finalmente fue concedida a la víctima.
El inicio del interrogatorio se ha centrado en la lucha judicial que mantuvo la pareja por la custodia de la niña. Según la procesada, su expareja le «machacó» y la humilló en el juicio, sugiriendo que iban a por ella porque su expareja tenía amigos en el Tribunal Supremo, según una conversación.
En una de las escuchas, de junio de 2007, se oye a la acusada comentando a su interlocutor que le da igual que se pudra bajo tierra: «¡Pobrecito, está muerto!, ¡Anda, que se pudra bajo tierra y se lo coman las víboras!», dijo. En su declaración, la procesada ha confesado que ha tenido sentimientos que chocaban por el odio que le tenía y al mismo tiempo ser el padre de su hija. Además, ha admitido que de lo único que tenía miedo era de la intención de la actual novia de su expareja suplantara su figura materna.
A preguntas sobre su reacción a un informe que le acusaba de someter a su hija a un síndrome de alienación parental, la procesada ha insistido en que dicho síndrome ni siquiera es reconocido por el fiscal. Acto seguido, ha destacado que el mismo equipo psico-social emitió un informe contrario a esa afirmación. Al ser cuestionada por si contrató a alguien para encargar el asesinato, la procesada ha dicho: «Ni para matarle ni para nada».
La acusada se enfrenta a 41 años de prisión por un delito de amenazas, asesinato en grado de tentativa y asesinato consumado. Los otros dos acusados, Eloy S.B. y Charles M.G., afrontan una pena de 39 y 43 años de prisión, por los mismos delitos y extorsión. El crimen se perpetró el 14 de marzo de 2007 cuando la víctima, Miguel Ángel S.P., recibió tres disparos en el garaje de su domicilio de Ciempozuelos. Los disparos se produjeron horas después de que un juez acordara conceder la custodia de la hija de la abogada a su ex marido.