El alcalde de Sevilla La Nueva, Mario Utrilla; su hermana, la exdiputada Elena Utrilla; el alcalde de Valdemoro, José Carlos Boza; y el excandidato del PP a Getafe y director general en la Comunidad José Luis Moreno fueron los miembros del Comité Ejecutivo del PP de Madrid que ayer votaron en contra de que el vicepresidente del Gobierno regional, Ignacio González, fuese nuevo secretario general en sustitución de Francisco Granados.
Según el acta de la reunión, recogida por Europa Press, además de estos cuatro votos en contra, que se hicieron a mano alzada, se contabilizaron cinco abstenciones: el alcalde Alcobendas, Ignacio García de Vinuesa; el alcalde de Leganés, Jesús Gómez; el alcalde de Torrejón de Ardoz, Pedro Rollán; el diputado Jesús Fermosel y la concejala en el Ayuntamiento de Madrid Isabel Martínez Cubells, exjefa de prensa de Esperanza Aguirre.
El resto, un total de 78 votos, fueron a favor de González, cifra que los más cercanos al vicepresidente destacan como un respaldo «casi unánime». Fuentes ‘populares’ han explicado a Europa Press que acudieron a la reunión un total de 87 personas y ninguno de los presentes decidieron marcharse en el la votación, si bien todos habían recibido antes un e-mail en el que se les informaba del cambio de orden del día.
Además, según un miembro del Comité de Dirección, «es falso que alguien pidiera el voto secreto y que Aguirre dijera que no» y todas las intervenciones fueron «muy cordiales» pese a la «tensión» que suponía «relevar a una persona que estaba presente».
Sin embargo, otro ‘popular’ ha asegurado que Elena Utrilla «se levantó y pidió el voto secreto, pero le dijeron que no porque no se había hecho nunca así».
«Entonces se votó, pero fue todo muy rápido. No se votó como tal el cese de Granados sino, muy hábilmente, el nombramiento de Bartolomé González como presidente del Comité Electoral, el de Javier Fernández Lasquetty (como vicesecretario general) y luego poner a Ignacio González (como secretario general)», ha relatado.
Cambios que para más de uno «no son menores» porque apuntan a una «intención muy clara» de colocar a personas «de perfil moderado» y de confianza de Aguirre «pero también de Aznar» en «los puestos de salida» hacia «un futuro muy grande».
«Cambio precipitado»
Así, la única persona que se manifestó en contra de la decisión fue Elena Utrilla, que «dijo que el cambio que estaba proponiendo era precipitado, que no se podía relevar así a un secretario general después de tantos años», han indicado fuentes presenciales a Europa Press.
Por su parte, Ignacio González también habló y destacó «la trayectoria y el trabajo de gestión de Granados», quien también intervino de forma «muy elegante».
Así, «la única coletilla que soltó (Granados) fue decir: ‘Esta decisión me libera de una tensión, me quita un peso de encima, porque al final será secretario general quien, sin serlo, ha actuado como tal en estos últimos tiempos'», según un miembro del PP.
«Las cosas quedan como debían porque efectivamente Nacho siempre fue de verdad el secretario general y ahora te felicito porque lo vas a ser oficialmente», relatan que dijo el ya exsecretario, mientras que otro ‘popular’ cercano a la presidenta afirma que Granados aprovechó su intervención para decir que «en la vida no hay que dejarse sorprender» y para reconocer que «quizás tenía que haber tomado (esa decisión) hace tiempo» él mismo.
Frente a eso, González ha negado en declaraciones a la prensa tras el Consejo de Gobierno que él se haya entrometido nunca en las labores de la Secretaría General.
No fue una sorpresa
Tampoco para los otros miembros del Comité supuso una sorpresa, a pesar de que muchos se enteraron «media hora antes y por los medios de comunicación». «Nos advirtieron de que había una modificación en el orden del día, así que con poca imaginación que tuvieras suponías lo que iba a pasar», han señalado, subrayando que lo de ayer fue «repetir la misma jugada» de hace unos meses, cuando Granados salió del Gobierno regional.
«La decisión, sinceramente, no sorprende a nadie y era una cosa anunciada. Podía haber sido ayer como dentro de un mes o hace un mes. Creo que si no fue antes quizás fue para no interferir en la campaña nacional», ha explicado un miembro del Comité.
Y es que, aunque la razón oficial es que se quiere dar un nuevo impulso al partido en el contexto de mayoría absoluta del PP a nivel nacional, entre las filas ‘populares’ lo más extendido es que se debe a una «pérdida de confianza».
«Lo primero que pensé es que (Granados) había dicho algo de la presidenta, que ella se lo había tomado a mal y que por eso le cesaba. Pero la verdad es que el propio Paco (Granados) reconoce que ya no había sintonía», han añadido.
En este sentido, varios ‘populares’ han recordado que Granados ocupaba un cargo de confianza y que eso supone que «quien te ha dado la confianza te la puede quitar en cualquier momento». «Somos cargos que estamos hoy y, si mañana nuestro jefe nos dice que nos vamos, pues nos vamos y punto», han insistido.
No obstante, en el ambiente no deja de estar la sensación de que la decisión de Aguirre «probablemente tiene algo que ver con la aproximación natural pero muy ‘light’ de Granados a (Mariano) Rajoy y con que Granados ha hecho la campaña a su aire».
Tensión en la reunión
En cualquier caso, todas las fuentes consultadas han coincidido en señalar que la reunión fue «bastante tensa al principio». «Había cierta tensión en la presidenta y entre los miembros del Comité, pero no mucha en Granados, que fue el que mejor se lo tomó, serio pero con sentido del humor», han asegurado.
Sin embargo, miembros del partido más alejados de la presidenta han tachado la forma de adoptar esta decisión de propia de «una checa soviética» por su «increíble brutalidad» y por las «formas horribles» que se utilizaron.
«Fue una situación súper incómoda, y cuando Elena Utrilla quiso hablar Esperanza Aguirre le interrumpía todo el tiempo, no le dejaba hablar y cuando pedía (que se aplicara) el reglamento, la presidenta le decía que parecía mentira que fuese jurista y alegase eso», han relatado.
Sin embargo, la segunda parte de la reunión se centró en debatir los resultados electorales y «todo se relajó», aunque entonces afloraron otros temores, como los de algunos alcaldes de municipios donde UPyD ha resultado la segunda formación más votada, que reconocieron estar «preocupados» y que criticaban que «no se lo habían tomado tan en serio como deberían».
Con respecto al futuro de Granados, nadie se moja. Sólo recuerdan que es diputado autonómico y senador por lo que «tiene trabajo para estar entretenido», aunque hay quien le sitúa en el Gobierno central y quien augura que esta decisión de Aguirre «pasará factura al PP por innecesaria y sobrepasar todos los límites».