El director general de Tráfico, Pere Navarro, ha afirmado este jueves que no le corresponde a la DGT decidir si cobrar por el uso de las carreteras y ha asegurado que desde su organismo «no hay ningún estudio sobre el pago por uso ni lo ha habido».
Estas manifestaciones surgen a raíz de la posibilidad de que paguen los conductores por usar las carreteras apuntada esta semana por Federico Fernández, subdirector general de Tráfico y Movilidad de la DGT y vicepresidente de la Asociación Española de la Carretera.
Fernández había manifestado que «construir, mantener y explotar las carreteras no es algo gratuito». «La decisión que tienen que tomar los políticos es si el coste lo pagan todos los ciudadanos o sólo aquellos que las utilizan», había indicado.
Preguntado por los medios durante una rueda de prensa celebrada este jueves en Pontevedra, Pere Navarro afirmó: «Desmiento rotundamente que la DGT esté por el pago por el uso, no hay ningún estudio sobre el pago por uso ni lo ha habido, entre otras razones porque nosotros no hacemos carreteras y no es nuestro problema».
Para evitar cualquier duda, Pere Navarro ha subrayado que «la DGT es un organismo que recibe unas instrucciones». «Y básicamente nos dedicamos a gestionarlas y ejecutarlas lo mejor posible. Estas son decisiones que exceden de largo a la propia DGT, en todo caso son declaraciones de un funcionario, opiniones a título particular en un encuentro con empresas», ha comentado.
SEGURIDAD VIAL
Pere Navarro visitó este jueves oficialmente Pontevedra para conocer las medidas que llevaron al municipio a recibir este año el premio nacional a la mejor actuación en seguridad vial.
En la visita elogió al Ayuntamiento de Pontevedra «por su decidida apuesta por la movilidad a favor de los ciudadanos, por haberse transformado en un referente para otras ciudades, y por su ayuda y colaboración con la Dirección General de Tráfico para ayudar a entender los problemas urbanos y sus posibles soluciones».
Además, Pere Navarro ensalzó la decisión de extender las zonas en las que se circula a un máximo de 30 kilómetros por hora a todo el casco urbano, junto con el modelo de la ciudad que prima al peatón, con la reducción de carriles, ampliando las aceras o con pasos elevados.
«En estos tiempos de turbulencias, estoy seguro de que estamos alumbrando una nueva era con ciudades más razonables, más humanas y más sostenibles de las que Pontevedra es un buen ejemplo», ha sentenciado el director general de Tráfico.