Los nervios están a flor de piel. Unos porque ya lo saben –los menos- y otros por que lo esperan, lo cierto es que todos no van a pegar ojo en las próximas noches. Tampoco dormirán aquellos que se van a quedar fuera del Ejecutivo.
El Gobierno de España que presidirá Mariano Rajoy, tendrá 11 ó 12 carteras en lugar de las 15 –contando las dos vicepresidencia- que tenía el último Gobierno de Zapatero.
Según la pista que sigue Estrella Digital desde hace mes y medio hay siete nombres casi seguros a falta de la confirmación que ocurrirá en cuestión de horas.
Entre los que tendrían que encargar el vestido o el traje para la jura del cargo y la toma de posesión están, casi con toda seguridad, tres mujeres y cuatro hombres: Soraya Saénz de Santamaría, Ana Pastor y, atención porque es nueva en las quinielas, Elvira Rodríguez, experta en economía, exministra de Medioambiente con Aznar, consejera de Transportes con Esperanza Aguirre y presidenta de la Asamblea de Madrid. Mariano Rajoy la conoce muy bien porque compartieron Consejo de Ministros.
De los ministrables que ya han planchado el traje están Miguel Arias Cañete, el canario José Manuel Soria, Alberto Ruiz-Gallardón y Cristobal Montoro.
El resto de carteras que quedan por cubrir están en el cuaderno de Rajoy y uno de los que se quedaría fuera es el toledano, que no manchego, Arturo García Tizón. De ser así, estaría por ver quién es el “colocado” de María Dolores de Cospedal porque parece claro que la secretaria general del PP querrá tener su cuota territorial ya que ella, como el resto de presidentas y presidentes autonómicos, no entran en el nuevo Gobierno.
Con esto, ya publicado por Estrella Digital, Esperanza Aguirre no volverá a ser ministra de nada, ni por asomo, por mucho que su círculo mediático y propagandístico la “nombrara” hace unos días futura ministra de Exteriores. Si la Condesa consorte de Murillo y Grande de España ocupara alguna cartera, ello significaría que Ignacio González sería presidente de la Comunidad de Madrid.
Y eso no. Por ahí no pasa Rajoy.
Entre tanto, a comerse las uñas.
Julio Quercus