El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero reconoce que, según «todas las previsiones», 2012 será «un año con dificultades todavía serias» y que será en 2013 cuando podría empezar a haber «síntomas de recuperación» y, por tanto, «de generar más confianza a la ciudadanía que es un factor fundamental para superar esta durísima crisis».
Zapatero se expresa así en una entrevista en ‘Diario de León’ recogida por Europa Press en la que, no obstante, subraya que se trata de previsiones y que todas ellas hay que tomarlas «siempre con un margen de cautela».
El expresidente opina además que la crisis no va a poner en riesgo las políticas «básicas» del Estado del bienestar, sanidad universal, educación pública y gratuita hasta los 16 años, sistema de pensiones, y ley de dependencia.
«Creo que los podremos preservar. Y prueba de ello es que en esta etapa lo hemos preservado y que para el año que viene lo podemos seguir preservando», asevera, y lo atribuye a «toda la reforma» económica en marcha que ahora «no se aprecia lo suficiente» pero que, a su juicio, hará posible sostener los «pilares básicos del Estado de Bienestar».
Donde sí admite que habrá «problemas» es «en el ritmo de crecimiento de inversión en infraestructuras, que ha sido impresionante en los últimos ocho años» porque tiene un «alto coste». Y también reconoce que habrá «debates no fáciles» para racionalizar las administraciones públicas, un terreno en el que es «necesario entrar».
No obstante, opina que la Administración del Estado ya está «muy racionalizada» y no será la que tenga que sufrir los «cambios más importantes», que deberían recaer más bien en comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones.
Estímulos al crecimiento
El expresidente define como «indispensable» la política de reducción de déficit, aunque afecte al potencial de crecimiento, porque es «el termómetro» de la capacidad de España de financiarse y el país no saldrá de la crisis «sin una mínima confianza de los mercados».
Sin embargo, reconoce que debe haber «estímulos» para generar crecimiento, pero advierte de que estos estímulos «no pueden ser fiscales», sino que «tienen que ser reformas estructurales como las que se han venido haciendo y hay que completar».
En todo caso, no comenta en detalle la política de exenciones fiscales para generar actividad económica que prevé el nuevo Gobierno del PP. Y además, avisa de que para que vuelva el crecimiento hace falta «sobre todo, un contexto internacional» que lo favorezca.
En la entrevista, el expresidente elude valorar su gestión de los años de crisis –cree que eso deben hacerlo otros, y con la perspectiva que da el tiempo– y defiende las medidas de recorte de mayo de 2010, pese a las críticas que despertaron en el PSOE, por el «interés general» del país.
No responde a si se tomaron tarde algunas decisiones o si no se quiso reconocer la crisis y no ve contradicción entre sus elogios al sistema financiero en 2008 y la reestructuración que vive actualmente el sector.
En este punto, insiste en que el sistema financiero español ha necesitado «menos ayudas que la inmensa mayoría» de otros países desarrollados y «no ha habido ningún banco, ni mediano ni grande, que haya tenido problemas de solvencia», a diferencia de lo sucedido en otros países.
Además, puntualiza que la reestructuración de bancos y cajas «no ha costado dinero público» y «no se está haciendo con cargo a los impuestos de los ciudadanos». «Y confío en que así siga en el futuro», avisa Zapatero.
«La parte de banca ha aguantado muy bien y las cajas de ahorro sufren una reestructuración obligada y necesaria, pero que al conjunto del erario público no le va a costar dinero. Esto es muy importante. Por tanto, digamos que en términos comparativos el proceso ha sido razonable», remacha el expresidente.