Los presuntos piratas somalíes detenidos el pasado 12 de enero en aguas del océano Índico después de que intentaran abordar sin éxito el buque de combate ‘Patiño’ han asegurado ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco que en realidad son pescadores y que, cuando se produjo el incidente, estaban buscando a otro barco que se había perdido, informaron fuentes jurídicas.
Así lo han manifestado cinco de los seis arrestados tras declarar durante cerca dos horas ante el magistrado instructor, que ha decretado su ingreso en prisión incondicional tras mantenerles imputados por los delitos de piratería en grado de tentativa, daños y desobediencia a buque de guerra militar para prevenir la piratería, tenencia ilícita de armas de guerra y atentado contra agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones.
Las identidades de los imputados contra los que se ha decretado el ingreso en prisión son Mohamed Abdullah Hassan (28 años), Mohamed Aden Mohamed (26 años), Issa Abdullah Issa (26 años), Abdillahi Mohamed Gouled (33 años), Mohamed Said Ahmed (25 años).
El sexto, Hamoud Elfaf Mahou, de 33 años, no ha podido comparecer ante el juez porque fue operado en el propio buque de la Armada española de una herida en una pierna que sufrió durante el asalto y ha sido trasladado a un hospital de Madrid para continuar recibiendo asistencia sanitaria. Los demás han sido visitados por un médico forense antes de la declaración y se les ha atendido de rasguños.
Durante su declaración, los somalíes han asegurado que cuando avistaron el buque ‘Patiño’ llevaban siete perdidos en alta mar, por lo que intentaron pedir ayuda a sus tripulantes gritándoles y haciéndoles con las manos el gesto de llamar a la puerta. «En ese momento nos empezaron a disparar y nos acabaron apresando», han señalado los detenidos, según las citadas fuentes.
Aunque sus versiones han sido contradictorias al detallar si llevaban o no agua y comida, todos los detenidos han coincidido en señalar que no portaban armas y tampoco las arrojaron al mar. Sin embargo, durante la declaración judicial se han visto dos vídeos en los que se observaba a los tripulantes del esquife arrojar bultos al agua. Uno de ellos ha argumentado que podía tratarse de una bolsa de basura.
Al ser preguntados por qué el buque de la Armada presentaba orificios provocados por armas de fuego, los detenidos han indicado que podría deberse a un ataque anterior. Uno de los presuntos piratas, además, ha acusado a la tripulación del buque de haberle torturado aunque se ha negado a ser reconocido por el médico forense.
El delito de piratería, incluido en la última reforma del Código Penal que entró en vigor en diciembre de 2010, castiga con penas de entre 10 y 15 años a quien «se apodere, dañe o destruya una aeronave, buque o embarcación o atente contra las personas, cargamento o bienes que en él se encuentren».
No hay convenios
El juez aceptó la competencia de la Audiencia Nacional para investigar estos delitos al considerar que se trata de actos contra españoles en el extranjero y no existe vigente ningún convenio con terceros países que pudiera servir para investigarles y juzgarles fuera de territorio español.
Los acuerdos firmados con países cercanos a aguas del Índico, como Kenia o las Islas Seychelles, no fueron renovados debido a que el alto número de arrestos por actos de piratería llegó a provocar una saturación de los tribunales del estado africano. Kenia decidió, por ello, juzgar exclusivamente a los piratas detenidos en sus aguas territoriales.
El ataque se produjo en la madrugada del día 12 cuando los tripulantes del ‘Patiño’ detectaron la presencia de un esquife con siete personas a bordo que se encontraba pegado al barco «con una escala preparada» para abordarlo. Tras ordenar zafarrancho de combate y recibir disparos de los atacantes desde la pequeña embarcación, la fragata española abrió también fuego. Se estima que los piratas llegaron a efectuar 50 disparos con fusiles AK47.
El esquife huyó de la zona tras el intercambio de disparos y fue localizado por un helicóptero a unas 3.000 yardas de distancia. Los ocupantes del aparato detectaron que los corsarios habían arrojado armas y otros objetos al mar, en concreto tres escalas, siete rifles y dos bolsas de plástico.
Los seis somalíes fueron detenidos después de que los militares españoles efectuaran dos ráfagas de disparos de ametralladora como advertencia y confesaron que habían tirado al mar el cuerpo de uno de sus compañeros. Tres de ellos, que se encontraban heridos, fueron atendidos en el hospital del barco.
Redacción