Alea iacta est. Dentro de escasas dos horas, el PSOE tendrá nuevo líder. Un flamante secretario o secretaria general que se enfrentará a la difícil tarea de pilotar un partido en la oposición, con el suelo de 110 diputados, gobernando, -de momento-, en una única comunidad autónoma y unas cuantas ciudades y pueblos, y que ha de presentar una alternativa sólida para salir de la peor crisis desde el crack del 29. A todo esto, que no es moco de pavo, hay que sumar que la nueva cabeza del PSOE ha de trabajar por recuperar un electorado que le ha vuelto la espalda en las últimas Elecciones Generales, Autonómicas y Municipales.
Y, para hacer todo esto, dos nombres: Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón.
Si los aplausos significan algo, la catalana ganará de calle. Chacón ha empezado su intervención con un tono de voz bastante más elevado del esperado. Hasta se le quebraba la voz, presa de los nervios, quizá. Sabía que, en esos 45 minutos, se juega mucho y el plenario la ha aplaudido en muchas más ocasiones que lo ha ha hecho a Rubalcaba. La pregunta es: ¿Aplausos justificados?
Carme Chacón apela al cambio: «Venimos a decidir cómo queremos empezar de nuevo, resignarnos o cambiar, estancarnos o avanzar, ser historia o hacer historia». Así terminaba la aspirante su discurso. Unas palabras en las que se han escuchado demasiadas frases hechas, huecas: «Quiero una Ejecutiva con gente buena y buena gente» y no muchas ideas para sacar al PSOE del lodo.
Cierto es que Carme Chacón apuesta por un partido más participativo, «hay que abrirlo a los militantes». Que el PSOE vuelva a las autonomías y municipios. En definitiva, acercar el gran aparato del partido a los que luchan cara a cara con los ciudadanos. Lejos de los pasillos del Congreso de los Diputados.
También es cierto que no le han gustado nada las medidas que ha tomado el Gobierno de Rajoy en este mes que llevan los ‘populares’ en La Moncloa. En esta parte del discurso, no le ha temblado la voz para decir que, en 30 días, «ni una sola medida contra el paro, acaban con la ley de plazos del aborto y con Educación para la ciudadanía».
Y ha sido muy crítica con el tono que Angela Merkel da a Europa y su política de recortes. «El sueño europeo se desdibuja por la prepotencia de la derecha alemana», ha llegado a decir. Apostando, además, como su rival, Rubalcaba, por ralentizar los ajustes y combinarlos con planes de estímulo de crecimiento de la economía.
Pero poco más. La candidata ha intentado tocar la fibra de los delegados con frases dichas con la voz más alta y apelando a la herencia de Zapatero. «Lo mejor que me he pasado en mi vida política ha sido trabajar al lado de José Luis Rodríguez Zapatero durante todos estos años». Algo que también ha sido muy aplaudido por el plenario.
Chacón, ya lo ha dicho, se presenta para ser la secretaria general del partido y la candidata a la presidencia del Gobierno en la próxmas Elecciones Generales. La suya «no es una apuesta de transición». Ha dejado claras sus aspiraciones, las que tuvo que hacer a un lado este verano, cuando Rubalcaba fue nombrado candidato a La Moncloa. Ahora, ya sin tapujos, señala que no quiere hacer «una travesía en el desierto, sino una travesía para ser Gobierno». Habrá que ver, si gana, cómo lo hace.
Rubalcaba y el PSOE
Alfredo Pérez Rubalcaba, por su parte, ha demostrado sus dotes de orador. No ha arrancado tantos aplausos como su rival, pero su discurso ha tenido más fondo. También se le notaba más tranquilo.
Ha hecho un guiño al PSOE andaluz, -envuelto estos días en polémicas sobre supuestas presiones ejercidas por una facción del partido en pro de favorecer a la aspirante-, y ha destacado la labor Griñán al frente de la Junta de Andalucía: «Estáis demostrando que se pueden hacer las cosas de otra manera, sin dejar a nadie en la cuneta, de manera justa».
Haciendo un repaso por lo que ha supuesto el socialismo para el país, «somos los arquitectos del Estado del Bienestar», el candidato ha hecho autocrítica de los resultados electorales del 20N. «Los ciudadanos no nos han visto distintos a la derecha», ha señalado, por eso apela a trabajar «para recuperar la confianza».
Eso sí, aviso a navegantes, «no creo q sea el momento de los liderazgos personalistas. Nunca he creído en salvadores». De ahí que pretenda rearmar el partido «ideológicamente», empezando, al igual que señalaba Chacón, «por los municipios». Siempre, dejando claro que el proyecto es «colectivo». «Muchas veces el nosotros y muy pocas veces el yo».
El candidato tampoco ha perdido la oportunidad de destacar la unión por la que aboga. En clara referencia al PSC y a que Chacón cuenta con su apoyo: «No debemos jugar con el PSOE. Somos el partido socialista obrero y español y a ninguna de las cuatro cosas tenemos que renunciar, a ninguna de las cuatro», lo cual ha arrancado un fuerte aplauso entre lo delegados.
Aumentar el peso de los militantes en el partido es uno de los puntos comunes entre los dos candidatos. Rubalcaba también ha destacado su valía. Así como el compromiso de que el PSOE sea un «partido intergeneracional, de mayores y jóvenes» lo ha señalado casi al final del discurso. Lo mismo que la importacia de integrar el partido en la red, crear el «militante 2.0».
Pero, sin duda, las referencias a la Iglesia son lo que más pasiones ha levantado entre el plenario. Rubalcaba asegura que, si gana la Secretaría General, «se replanteará seriamente el acuerdo con la Santa Sede» y Chacón, por su parte, dice que quiere un país «laico». En ambas ocasiones los delegados han empezado a aplaudir. También ambos han señalado el legado de Felipe González y Rodríguez Zapatero.
Ahora sólo falta conocer el sentido del voto de los 956 delegados. Tanto Chacón como Rubalcaba han mencionado que «gane quien gane», el lunes se pondrán a trabajar. Rivalidades aparte, los dos se han abrazado cuando Chacón ha terminado su discurso. Una imagen muy jugosa para la prensa con la que se intenta poner punto final a las tensiones y rivalidades de estas semanas. Habrá que ver si el abrazo se mantiene dentro de unas horas.