El ya exrecluso Miguel Montes Neiro, que ha permanecido en la cárcel 36 años, va a luchar por impulsar medidas que garanticen la reinserción real de los presos porque, según su experiencia, las prisiones «no valen para nada». «Ojalá cerraran todas las cárceles», ha dicho en la primera rueda de prensa ofrecida tras su salida este miércoles del Centro Penitenciario de Albolote (Granada).
En la sede de la Asociación de la Prensa de Granada, y flanqueado por su abogado, Félix Ángel Martín García y su amigo Antonio Izquierdo, que comenzará a escribir un libro sobre su vida, Montes Neiro, de 62 años, ha relatado cómo ha sido su primera noche en libertad, que se ha pasado mirando a sus «niñas» dormir y arropándolas «como una madraza». «Yo nunca había tapado a mis hijas», ha señalado el exreo, que asegura que ha dormido en un sofá-cama unas dos horas y que, tras levantarse, se ha ido a duchar sin las gafas, lo que le ha llevado a confundir «el aloe vera con el champú».
Ha dicho que el proceso que ha culminado con su puesta en libertad, tras tres indultos de dos Gobiernos distintos, ha sido un «calvario» y un «infierno» para él, y que toda su familia estaba esperando «un milagro». De hecho, no pensaba que iba a salir «nunca», y que antes de que pudiera gozar de libertad le iba a dar «un chispazo en el cerebro», lo que le llevó en ocasiones a la «desesperación».
Ha sido además muy crítico con el sistema penitenciario actual y ha asegurado que su día a día entre rejas ha sido «cruel» y «demencial». En su opinión las cárceles no reinsertan, allí «todo es falsedad, mentira», «sólo se reinsertan los violadores, el que tenga dinero, el que es pobre no tiene ni abogado».
«Dentro hay muchos chavales que están sufriendo mucho más. El que es indigente total es el que sufre la cárcel», ha mantenido Montes Neiro, que ha manifestado que entre los barrotes de las prisiones hay un 30 por ciento de reclusos «refugiados en la metadona» para «soportar el día a día» o personas que necesitan de tranquilizantes para poder conciliar el sueño, además de una gran porcentaje, un 80 por ciento según ha dicho, de enfermos de hepatitis C.
En ese sentido, ha mostrado su intención de crear una plataforma en la que pueda aportar su experiencia sobre la vida carcelaria, aunque ha augurado que su deseo de lograr que la reinserción sea un hecho «va a costar muchísimo». «A ver si entre todos podemos hacer una piña y que no todo sea agrio, que podamos hacer algo dulce, algo bonito, que no se haga lo mismo con uno que ha robado una moto que con uno que le ha pegado un tiro a otro», ha indicado.
«Ojalá no hubiera cárceles»
Ha dicho que «ojalá no hubiera cárceles», que, a su juicio, «no valen para nada». «De ellas no salen catedráticos, es una locura». No obstante, y pese a lo que dice que ha pasado entre rejas, donde, según ha considerado ha pasado más tiempo del que le correspondía, renuncia a pedir indemnizaciones al Estado. «No tengo ni rencor, estoy tan lleno de mis niñas, de los míos, que creo que el dinero es carente de valor», ha mantenido.
En la misma línea de lo que dijo justo a la salida de la cárcel, se le ha «pasado la vida sin vivirla», por lo que ahora está dispuesto a hacerlo y a no delinquir, porque «no merece la pena» y cree que con lo que sabe hacer, cerámica y escultura, podrá dar de comer a su familia. «Para cuatro días que me quedan no me los voy a jugar a cara o cruz», ha señalado Montes Neiro, que ha anunciado que seguramente antes del verano organizará la primera exposición de sus obras.
Ha reconocido que se ha equivocado «muchísimas veces», y ha indicado que se arrepiente de tener 62 años y no 18 y poder «empezar de nuevo», porque lo que hizo «ya no tiene arreglo». No obstante, ha dicho a aquellas personas que ha podido causar «dolor o miedo», las víctimas de sus delitos, que no sólo les pediría perdón, sino que se pondría «de rodillas» para hacerlo.
Lo que más le ha impactado tras su salida ha sido que las que eran las instalaciones de La Hípica en Granada ya no existen, y también los más pequeños de su familia. «Me los quiero comer a todos, no vuelta y vuelta, sino enteros», ha indicado Montes Neiro, que desconoce el mundo de las redes sociales aunque sus hijas ya han comenzado a enseñarle a usar el ordenador». «Si me dicen ahora que me vaya a la calle y compre un Twitter, yo voy a comprarlo», ha bromeado el expreso, que también se ha referido a la posible película que se haga sobre su vida. «No sé quién podría protagonizarla. Espero que no diga muchas tonterías», ha apuntado.
«La punta del iceberg»
Para su abogado, Félix Ángel Martín García, Miguel es la «punta del iceberg» de un sistema «lleno de trampas y de trabas», a las que él le ha puesto «rostro», evidenciando un «fallo que es aterrador». De hecho, según ha dicho, la familia y él mismo van a seguir luchando para impulsar propuestas que garanticen la verdadera reinserción y que dejen de existir «cadenas perpetuas encubiertas».
Según ha puesto de manifiesto el letrado, existen actualmente en España 376 personas en la misma situación que Miguel, con más de 30 años en prisión, por haber cometido delitos que no son de sangre, por lo que, según han decidido, se reunirán con los distintos grupos políticos para propiciar una revisión penitenciaria. Las opciones «se le deben de dar al preso», para que, si quiere, cumpla su condena íntegramente o se reinserte.
En cuanto a posibles indemnizaciones, Martín García ha dicho que Miguel sólo quiere que se le reconozca que ha pasado entre rejas más tiempo de lo que le correspondía y que hacía años que tendría que haber salido de prisión. En ese sentido, ha presentado un recurso este mismo jueves contra el auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria que le denegó abonarle 171 días de prisión preventiva, simplemente para que se admita que se le deben.
Su amigo y periodista Antonio Izquierdo ha señalado que Montes Neiro es un ejemplo de por qué es necesaria una reforma de la justicia, ya que, según ha apuntado, «hay muchos Miguel» en el sistema penitenciario, que, en su opinión, «está mal pensado y lleno de pobres».
Ha alabado además el esfuerzo que ha hecho la familia del exreo, y, preguntado por si considera que se ha hecho una campaña de marketing para presionar, ha considerado que sí, pero que el núcleo de ella han sido los hermanos, que no han contado con el apoyo de prácticamente nadie más, aunque, según ha reconocido, su lucha ha sido apoyada por miles de seguidores en las redes sociales. De hecho, ha sido la familia la que ha visitado a los representantes políticos y sociales que le han abierto la puerta, como ha sido el caso de Nacho Uriarte, del PP, o del Defensor del Pueblo.
Estrella Digital/EP